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Los poetas jóvenes, en vez de preguntarse constantemente si tal asunto ha sido ya tratado y recorrer los puntos cardinales en busca de sucesos inauditos, deberían hacer algo con asuntos sencillos. Lo que pasa es que hacer algo con un asunto sencillo tratándolo magistralmente, es cosa que exige espíritu y talento, y esto es lo que falta.
Goethe
Nuestro destino semeja un árbol frutal de invierno. ¿Quien pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán? Más esperamos que así sea y sabemos que así será.
El eterno femenino nos impulsa hacia arriba.
En el alma del hombre hay una chispa que, si no recibe alimento ni es avivada, queda cubierta por las cenizas de las ocupaciones cotidianas y la indiferencia, a pesar de que tarda mucho en extinguirse o no lo hace casi nunca.
Nadie debe bromear con las mujeres.
No puede decirse que lo razonable sea siempre bello; pero lo bello es siempre razonable.
Lo primero y lo último que se requiere del genio es el amor a la verdad.
No se hace digno de la libertad y de la existencia sino aquel que tiene que conquistarlas cada día.
El odio es un grave peso que hunde el corazón en lo más hondo del pecho y se fija como una piedra sepulcral sobre todas las alegrías.
Estos idiotas nunca entenderán cómo van encadenados méritos y suerte. Si tuvieran la piedra filosofal, a la piedra le faltaría el filósofo.
Es el hombre un ser tan tenazmente contradictorio que no acepta imposición alguna en su provecho, y sí sufre cualquier coacción en su perjuicio.
El más pequeño cabello proyecta su sombra.
Un hombre de noble corazón irá muy lejos, guiado por la palabra gentil de una mujer.
¿Qué es un filisteo? Una tripa hueca y rellena de miedo y esperanza... ¡de que Dios sea misericordioso!
El sentimentalismo de los ingleses es humorístico y tierno, el de los franceses, popular y llorón, el de los alemanes, ingenuo y realista.
Con más crédito que dinero; así va adelante el mundo.
Lo que no comprendemos no lo poseemos.
Nunca se desprende uno de lo que le pertenece, aunque lo tire o lo regale.
La juventud quiere ser estimada más que ser instruida.
Todas las épocas decadentes son subjetivas y por contra todas las épocas de progreso son objetivas.
Una colección de anécdotas y máximas es el mayor tesoro para el hombre de mundo que acierte a intercalar las primeras en su lugar debido, y a recordar las segundas en el caso oportuno.
El hombre sordo a la voz de la poesía es un bárbaro, sea quien sea.
Las pasiones son virtudes o defectos exagerados.
Hablamos demasiado.
Si los hombres, una vez que han llegado a la verdad, no volviesen a retorcerla, me daría por satisfecho.
Verdaderamante, las chicas tienen no poco interés en que uno sea devoto y sencillo a la vieja usanza. Si a esto se allana, piensan ellas, también nos obedecerá de igual modo a nosotras.
La naturaleza y el arte parecen rehuirse, pero se encuentran antes de lo que se cree.
La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma.
Gris es toda teoría, mi caro amigo, y verde el áureo árbol de la vida.
Esa rápida alternancia de broma y seriedad, de interés e indiferencia, de pesar y alegría parece ser un rasgo típico del carácter irlandés.
La actividad es lo que hace feliz al hombre.
Los matemáticos son un poco como los franceses: cuando se les dice algo, lo traducen a su lengua y al punto pasa a ser otra cosa.
El genio es una reunión de fuerzas de la naturaleza.
Se dice que no hay hombre grande para su ayuda de cámara. Eso es porque el gran hombre sólo puede ser reconocido por otro gran hombre, y el ayuda de cámara seguramente sólo sabrá estimar a sus iguales.
Nosotros no somos engañados nunca, sino que nos engañamos a nosotros mismos.
Toda palabra dicha despierta una idea contraria.
Donde se pierde el interés, también se pierde la memoria.
Lo que se desea en la juventud, se tiene a la vejez en abundancia.
Una vida ociosa es una muerte anticipada.
Somos modelados por lo que amamos.
