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Cuando el hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada.
Goethe
... toda regla, todo precepto, es una especie de traba que sofocará el sentimiento real de la naturaleza, hará estéril el verdadero genio y le quitará su verdadera expresión.
Toda regla asfixia los verdaderos sentimientos y destruye la verdadera expresión de la naturaleza.
Y tú, pobrealma que sufres el mismo tormento ¡ojalá saques consuelo de sus amarguras, y llegue este librito a ser tu amigo!
¡Siento tantas cosas..., y mi pasión por ella lo devora todo! ¡Tantas cosas! ¡Y sin ella todo se reduce a nada!
El verdadero hombre ama como a un verdadero hombre le corresponde. Dedica la mayor parte de su tiempo al trabajo, y al amor el tiempo que le sobra.
Hay libros que no parecen escritos para que la gente aprenda, sino para que se entere de que el autor ha aprendido algo.
El público siempre está equivocado en el detalle, pero nunca en el conjunto.
Cuando a la bondad del alma se le une la belleza del cuerpo, todos se acercan al ser afortunado y se detenien ante él.
El amor y el deseo son las alas del espíritu de las grandes hazañas.
La creencia no es el principio, sino el fin de todo conocimiento.
La fuerza creadora nada puede sin el sentimiento, y la fuerza activa, la simple fuerza activa, al contrario, tiene poder sin el sentimiento y sin la fuerza creadora; y por eso admitimos que es la fundamental.
Todos vivimos del pasado y nos vamos a pique con él.
Se ha pretendido que el mundo esté regido por números; todo lo que yo sé sobre esto es que los números dicen si un país está bien o mal gobernado.
En cuanto comienza hablar el hombre, empieza ya a desbarrar.
Todo lo bueno ya lo han pensado antes otros; sin embargo, debemos intentar nuevamente pensar en ello.
Amigo mío, el que es un miserable no deja de ser miserable en carroza, a caballo y a pie. Por eso no creo nunca a ningún miserable, ni en el arrepentimiento de ningún miserable.
En la contención es donde primero se muestra el Maestro.
Tratad solamente de confundir a los hombres; satisfacerlos es más difícil.
Todo se soporta en la vida, con excepción de muchos días de continua felicidad.
Apenas se entra en sociedad se quita la llave del corazón, escondiéndola en el bolsillo; los que dejan la llave puesta son cortos de entendimiento.
Hago regalos a la madre, pero pienso en la hija.
Hay quien cree contradecirnos cuando no hace más que repetir su opinión sin atender a la nuestra.
Los sabios y los tontos son igualmente inofensivos; los que más son de temer son los sabios a medias y los medio tontos.
A las muchachas las amamos por lo que son; a los muchachos, por lo que prometen ser.
Aquel que encuentra la paz en su hogar, ya sea rey o aldeano, es de todos los seres humanos el más feliz.
Es un gran error creerse más de lo que uno es, o menos de lo que uno vale.
Ambición y amor son las alas de las grandes acciones.
¡Cuántos reyes gobernados por sus ministros! ¿Cuántos ministros por sus secretarios! ¿Y quién es el primero? Yo creo que aquel cuyo ingenio domina al de los demás, de que por su carácter y destreza convierte las fuerzas y las pasiones ajenas en instrumentos de sus deseos.
El día es excesivamente largo para quien no lo sabe apreciar y emplear.
Sea lo que sea que puedas o sueñes que puedas, comiénzalo. El atrevimiento posee genio, poder y magia. Comiénzalo ahora.
Nadie quiere conceder a los demás el derecho de equivocarse.
Es mucho más fácil reconocer el error que encontrar la verdad; el error se muestra en la superficie, y muy pronto puede acabarse con él; pero la verdad está oculta en lo más profundo, y no está en manos de todos el hallarla.
Nadie se ha perdido aún en un camino recto.
Esta gente es una polilla para sí misma y para los demás; pero hay que sufrirla, como sufre cualquier viajero el estorbo de una montaña. Si ésta no existiera, el camino, indudablemente, sería más fácil y más corto.
Todo el que ante nuestros ojoslucha por un objetivo siempre despierta nuestro interés, independientemente de que alabemos o deploremos su meta.
Sirviendo a los demás aprendemos a saber mandar y a conocer cuál es nuestra autoridad.
Puedo prometer ser sincero, pero no imparcial.
Nada hay en éste mundo más digno de lástima que un hombre irresoluto que oscila entre dos sentimientos.
Sólo teme a los hombres quien no los conoce.