Imágenes
Alto profundo es esto que nos une, esto que nos devora y que nos crea; ya se puede vivir teniendo el alma cogida por el alma del que esperas.
Gloria Fuertes
A veces quiero preguntarte cosas, y me intimidas tú con la mirada, y retorno al silencio contagiada del tímido perfume de tus rosas.
¡La mujer y el niño necesitan más cariño, que leche!
Tres Reyes llegaron; cesa de nevar. ¡La luna le ha visto, cesa de llorar! Su llanto de nieve cuajó en el pinar. Mil ángeles cantan canción de cristal que un Clavel nació de un suave Rosal.
¡Los poetas amamos a la sangre! A la sangre encerrada en la botella del cuerpo, no a la sangre derramada por los campos, ni a la sangre derramada por los celos, por los jueces, por los guerreros; amamos a la sangre derramada en el cuerpo, a la sangre feliz que ríe por las venas, a la sangre que baila cuando damos un beso. Cantamos al amor. A lo fresco. A lo puro.
Se puede crear pintura, escultura y música abstracta, pero una casa, un amor y un poema no pueden ser abstractos.
En vista de lo visto me desvisto, me desnudo a mí misma y me mantengo, me encanta este tener lo que no tengo.
¿Quién dijo que la melancolía es elegante? Quitaros esa máscara de tristeza, siempre hay motivo para cantar, para alabar al santísimo misterio, no seamos cobardes, corramos a decírselo a quien sea, siempre hay alguien que amamos y nos ama.
Lo mejor del olvido es el recuerdo.
La Virgen, sonríe muy bella. ¡Ya brotó el Rosal, que bajó a la tierra para perfumar! La Virgen María canta nanas ya. Y canta a una estrella que supo bajar a Belén volando como un pastor más.
En el mundo animal pasan las cosas más bellas de la vida.
Quiero que llegue, pero no deseo acercarme a tu voz y no quemarme.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos, que al corazón le llega poca sangre.
Debemos inquietarnos por curar las simientes, por vendar corazones y escribir el poema que a todos nos contagie.
A veces quise no soñar contigo, y cuanto más quería más soñaba, por tus versos que yo saboreaba, tú el rico de poemas, yo el mendigo.
Los poetas debiéramos arrancar las espadas, inventar más colores y escribir padrenuestros.
Resulta que Dios está desnudo. El que no quiera verlo que no mire.
Presiento que me quiere quien no puede quererme.
La luna sin espejo de la noche, la noche sin misterios por la luna, entonces me di cuenta, tienes una espalda tan hermosa como un ciervo.
En el árbol de mi pecho hay un pájaro encarnado. Cuando te veo se asusta, ¡eres un espantapájaros!
Cristales de tu ausencia acribillan mi voz, que se esparce en la noche por el glacial desierto de mi alcoba. Yo quisiera ser ángel y soy loba. Yo quisiera ser luminosamente tuya y soy oscuramente mía.
Estoy triste... y no sé por qué; he bebido amor, y aún tengo sed.