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Pues la herejía no consiste en negar la verdad, sino en aferrarse a un solo aspecto de la verdad y desde allí juzgar -es decir, prejuzgar- la existencia y reducirla toda a ese único aspecto.
Gilbert Keith Chesterton
Al hombre de cada siglo le salva un grupo de hombres que se oponen a sus gustos.
Lo más increíble de los milagros es que ocurren.
En todo aquello que vale la pena de tener, incluso en el placer, hay un punto de dolor o de tedio que ha de ser sobrevivido para que el placer pueda revivir y resistir.
El lógico desequilibrado se afana por aclararlo todo y todo lo vuelve confuso, misterioso. El místico, en cambio, consiente en que algo sea misterioso para que todo lo demás resulte explicable.
Un capitalista es posible que tenga más éxito como capitalista si siente afición por sus negocios, aunque suele tenerlo aún más si tiene el sentido común de dejarlos en mano de un administrador.
Un hombre puede combatir una afirmación con un razonamiento; pero una sana intolerancia es el único modo con que un hombre puede combatir una tendencia.
La cosa más práctica e importante en un hombre es su concepto del Universo.
La habilidad moderna no consiste en esconder la emoción, sino en afectarla.
Hay más simplicidad en el hombre que come caviar por impulso, que en el que como nueces por principio.
La única educación eterna es ésta: estar lo bastante seguro de una cosa, para atreverse a decírsela a un niño.
El hombre realiza su obra haciendo bien lo que hace; la mujer, siendo lo que es.
Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla.
La fatalidad no pesa sobre el hombre cada vez que hace algo; pero pesa sobre él, a menos que haga algo.
Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen.
Puedo creer lo imposible pero no lo improbable.
La afirmación de que los mansos poseerán la tierra está muy lejos de ser una afirmación mansa.
Los iconoclastas hicieron muchas más estatuas de las que destruyeron.
¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios.
Uno de los extremos más necesarios y más olvidados en relación con esa novela llamada Historia, es el hecho de que no está acabada.
A nuestros amigos y enemigos los buscamos nosotros mismos, pero Dios nos da nuestros vecinos.
Mientras las cosas son realmente esperanzadoras, la esperanza es un nuevo halago vulgar: sólo cuando todo es desesperado la esperanza empieza a ser completamente una fuerza.
La televisión nos proporciona temas sobre los que pensar, pero no nos deja tiempo para hacerlo.
No es posible hacer una revolución para establecer la democracia; por el contrario, es preciso tener ya establecida la democracia para hacer una revolución.
El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia.
La habilidad mata a la sabiduría; ésta es una de las pocas cosas ciertas y tristes.
La desesperación no consiste en estar cansado del sufrimiento, sino en estar cansado de la alegría.
No hay cínicos, no hay materialistas. Todo hombre es un idealista, sólo que sucede con demasiada frecuencia que tiene un ideal equivocado.
La luna sólo resulta poética porque hay un hombre en ella.
No tiene importancia que maldigamos al vecino, siempre que no nos admiremos a nosotros mismos.
Una buena novela nos dice la verdad sobre su protagonista; una novela mala nos dice la verdad acerca de su autor.
No es bueno que los hombres sepan hasta que punto somos buenos.
Si el hombre normal del pasado tenía un grave respeto a la propiedad, pudo ser muy bien que fuese porque a veces tenía él una propiedad.
La madurez hace al hombre más espectador que autor de vida social.
El hombre puede ser un escéptico sistemático; pero entonces no puede ser ya ninguna otra cosa; y ciertamente tampoco un defensor del escepticismo sistemático.
Existe una gran diferencia entre la persona ávida que pide leer un libro, y la persona cansada que pide un libro para leer.
Todo argot es metáfora, y toda metáfora es poesía.
Un liberal podría ser definido aproximadamente como un hombre que, si pudiera hacer callar para siempre a todos los que engañan a la humanidad con solo mover su mano en un cuarto a oscuras, no la movería.
Las simpatías de clase que, aunque son falsas, son lo más verdadero para tantos hombres.
Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa.