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Muchos críticos de hoy han pasado de la premisa de que una obra maestra puede ser impopular, a la premisa de que si no es impopular no puede ser una obra maestra.
Gilbert Keith Chesterton
El hombre está dispuesto a morir por cada idea, siempre que no tenga una idea muy clara de ella.
Siempre es el humilde el que habla demasiado.
No se puede leer racionalmente el Evangelio y pensar que la Crucifixión fue un añadido posterior, un declive o un accidente en la vida de Cristo.
No sé si los científicos tienen razón cuando dicen que la intervención médica produciría hombres fuertes y sanos. Estoy seguro de que, si así fuese, el primer acto de los hombres fuertes y sanos sería aplastar la intervención médica.
Es difícil dar una definición de la lealtad, pero quizás nos acercaremos a ella si la llamamos el sentimiento que nos guía en presencia de una obligación no definida.
El gobierno no descansa en la fuerza, el gobierno es la fuerza; descansa en el consentimiento, o en una concepción de la justicia.
No existe el placer allí donde no existe más que él.
Nadie se revuelca en la nieve por la propensión que induce a las cosas a cumplir la ley de su naturaleza; nadie vive sin comer en nombre de algo ajeno a sí mismo. El hombre hará cosas como ésas y otras parecidas, por un impulso muy distinto. Las hará cuando esté enamorado.
Los enigmas de Dios son más satisfactorios que las soluciones de los hombres.
Es menos desagradable ver mendigar un pobre que un rico. Y un cartelón de propaganda es un rico que mendiga.
Loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo, todo, menos la razón.
Decir que un hombre es un idealista es decir que es un hombre.
El amor de san Francisco era tan sublime que nueve de cada diez hombres apenas saben lo que es.
Hasta donde hemos perdido la creencia, hemos perdido la razón. Ambos tienen la misma condición autoritaria y primaria. Ambas constituyen métodos de prueba que, a su vez, no admiten ser probados. Y en el acto de aniquilar la idea de la autoridad divina, damos al traste con aquella autoridad humana de que no podemos dispensarnos ni aún para decir que dos y dos son cuatro.
Los grandes imperios son necesariamente prosaicos, porque está más allá de la potencia humana representar un gran poema a escala tan grande.
Cuando me preguntan: "¿Por qué la Iglesia católica?", la respuesta capital, aunque resulte un poco elíptica, es "para liberarme de mis pecados", ya que no existe ninguna otra religión que realmente pueda librar a la persona de sus pecados.
La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta.
Cuando una cosa merece la pena, incluso merece la pena hacerla mal.
Yo he conocido muchos matrimonios felices, pero ni uno solo compatible. Toda la mira del matrimonio es combatir durante el instante en que la incompatibilidad se hace indiscutible y sobrevivirlo.
La Biblia nos dice que amemos a nuestros vecinos y a nuestros enemigos: probablemente porque se trata de la misma gente.
Entrar en el terreno de los hechos es entrar en el mundo de los límites. Las cosas pueden emanciparse de ciertas leyes accidentales o pegadizas, pero no pueden escapar a las leyes de su naturaleza. Se puede libertar a un tigre de su jaula, pero no de su piel manchada.
Las mujeres son siempre autoritarias: siempre están por encima o por debajo; por eso el matrimonio viene a ser una suerte de poético balancín.
La gente, por lo general, riñe porque no sabe discutir.
Si no hubiera Dios no habría ateos.
Los arquitectos lo saben todo sobre el estilo romántico, excepto como construirlo.
El hombre no debe consentir que en el Universo subsista lo que le causa temor.
El futuro es nuestro refugio ante la feroz competencia de nuestros antepasados.
Desde la aurora del hombre, todas las naciones han tenido gobiernos, y todas se han avergonzado de sus gobiernos.
Optimista es aquel que cree que todo está bien menos el pesimista; y, pesimista, aquel que cree que todo está mal, excepto él mismo.
Si sólo tuviera un sermón que predicar sería un sermón contra el orgullo.
Los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos.
Hay que luchar contra aquello que se teme.
Ningún hombre debería escribir a no ser que estuviese convencido de que él está en posesión de la verdad y otro hombre está en el error.
La raza humana, a la que pertenecen tantos de mis lectores.
En todo placer y goce de la vida hay algo ficticio, como un esfuerzo o propósito personal para conseguir que aquello nos dé de veras satisfacción. Esta es la impureza del placer y, al mismo tiempo, una ley de vida.
La verdad psicológica fundamental no es que ningún hombre sea un héroe para su ayuda de cámara. La verdad psicológica fundamental, el fundamento del Cristianismo, es que ningún hombre puede ser un héroe para sí mismo.
La vieja Iglesia es la única capaz de volver a sobrecoger a la humanidad con las paradojas cristianas.
Debes ser ortodoxo en la mayoría de las cosas, o nunca tendrás tiempo de predicar tu propia herejía.
Sentir que se ríe de nosotros algo al mismo tiempo inferior y más fuerte que uno es espantoso.