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El arte, esa nueva y tiránica religión que se sitúa por encima del bien y del mal, y es indiferente al hombre, al placer, al dolor, a la moral, a la vida y a la muerte.
Gil Bejes Sampao
Los sentimientos en torno al arte son una forma más elaborada de religión. Están destinados a ser la víctima de los embates racionalistas futuros.
El derecho, esa creación abstracta de la civilización, de nada serviría si no estuviera soportado, al final de un camino todo lo largo que se quiera, por la fuerza.
El sentido moral es a la acción lo que el dinero a los objetos materiales: su medida universal.
Cualquier persona, por ignorante que sea, está convencida de poseer al menos una de las llaves del cofre de la sabiduría... y quizá esté en lo cierto.
No puedo creer en Dios, pero sí en los curas.
No hay intento más patético que el de una generación intentando imponer su forma de entender el mundo a las siguientes.
Sospechoso es que la inteligencia humana deba asertarse despreciando la del ordenador.
Los hábitos intemperantes o desordenados del genio no hacen al genio.
Puede soportarse la cobardía como un mal de nuestro tiempo, siempre que ésta no alardee.
Pagar por los errores propios es duro, pero pagar por los de los demás es necio.
Perdonar a quien no nos pide perdón puede ser hasta una impertinencia.