Frases de George Orwell

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El lenguaje político está diseñado para que las mentiras parezcan verdades, el asesinato una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez.

No querían que la riqueza fuese repartida; si la riqueza llegara a generalizarse, no serviría para poder distinguir a nadie.

El nacionalismo es hambre de poder atemperada por el auto engaño.

Veneré a Rudyard Kipling a los 13 años, lo aborrecí a los 17, lo disfruté a los 20, lo desprecié a los 25, y ahora de nuevo lo admiro bastante. Lo único que nunca pude hacer fue olvidarlo.

En una guerra los tres enemigos del soldado son el frío, los piojos y el enemigo. Por este orden.

La ortodoxia equivale a no pensar, a no tener la necesidad de pensar. La ortodoxia es la inconsciencia.

El gran hermano es la concreción con que el partido se presenta al mundo. Su función es actuar como punto de mira para todo.

La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos.

Sólo hay cuatro medios de que un grupo dirigente sea derribado del Poder. O es vencido desde fuera, o gobierna tan ineficazmente que las masas se le rebelan, o permite la formación de un grupo medio que lo pueda desplazar, o pierde la confianza en sí mismo y la voluntad del mando.

La publicidad no es más que el ruido de un palo golpeando un caldero.

De algún modo parecía como si la granja se hubiera enriquecido sin enriquecer a los animales mismos; exceptuando, naturalmente, a los cerdos y los perros.

Sólo hay un modo de hacer dinero escribiendo: casarse con la hija de tu editor.

Los animales que estaban fuera miraban a un cerdo y después a un hombre, a un hombre y después a un cerdo y de nuevo a un cerdo y después a un hombre, y ya no podían saber cuál era cuál.

Escribir un libro es una terrible, agotadora lucha, como un largo combate contra algunas enfermedades dolorosas.

Opino que a los cincuenta, cada uno tiene la cara que se merece.

Para los españoles, al menos en Cataluña y Aragón, la Iglesia era simplemente una maquinaria de robo organizado.

Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano.

La indiferencia frente a la realidad. Todos los nacionalistas tienen la capacidad de ignorar las semejanzas entre conjuntos de hechos similares.

En nuestra sociedad, quienes mejor saben lo que está ocurriendo son también quienes más lejos están de ver el mundo tal como es en realidad. En general, cuanto más saben, más se engañan; cuanto más inteligentes son, menos cuerdos están.

Se dice que nunca hay ratas y ratones en el mismo sitio, pero los hay cuando la comida basta para los dos.

Esta es la más refinada sutileza del sistema: inducir conscientemente a la inconsciencia, y luego hacerse inconsciente para no reconocer que se había generado un acto de autosugestión.

Lo que permanece constante entre los nacionalistas es su estado mental; el objeto de su apego es cambiante, y puede ser incluso imaginario.

Quizás uno no deseara tanto ser amado como ser comprendido.

Las raciones fueron nuevamente reducidas para economizar petróleo. Pero los cerdos parecían estar bastante a gusto y, en realidad, aumentaban de peso.

¡Cuánta razón tienen al darse cuenta de que el estómago está antes que el alma, no en la escala de valores sino en el tiempo!

La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.

Lo característico de la vida actual no son la inseguridad y la crueldad, sino el desasosiego y la pobreza.

Los mejores libros son los que nos dicen lo que ya sabemos.

Si la masa empezaba a reflexionar se daría cuenta de que nunca podría imponerse a los demás y acabaría sublevándose.

El nacionalista no sólo no desaprueba las atrocidades cometidas por su propio lado, sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas.

El hombre es la única criatura que consume sin producir.

La telepantalla seguía vertiendo estadísticas increíbles. En comparación con el año pasado había más comida, más ropa, más casas, más muebles, mas utensilios de cocina, más combustible, más barcos, más helicópteros, más libros y más recién nacidos... más de todo, excepto enfermedad, delitos y locura.

Estás pensando -le dijo- que tengo una cara avejentada y cansada. Piensas que hablo de poder y que ni siquiera puedo evitar la decrepitud de mi propio cuerpo. ¿No comprendes Winston, que el individuo es sólo una célula? El cansancio de la célula supone el vigor del organismo. ¿Acaso te mueres al cortarte las uñas?

En principio el fin de la guerra, es mantener a la sociedad al borde de la hambruna. La guerra la hace el grupo dirigente contra sus propios sujetos y su objetivo no es la victoria, si no mantener la propia estructura social intacta.

Todo el mundo se cree las atrocidades del enemigo y descree de las que habrían cometido los de su propio bando, sin preocuparse siquiera en tener en cuenta las pruebas.

Nada era del individuo, a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo.

La manera más rápida de finalizar una guerra es perderla.

Los altos quieren quedarse donde están; los medianos quieren arrebatarle su puesto a los altos; los bajos quieren abolir todas las distinciones y crear una sociedad en la que todos sean iguales.

No obstante, lo malo no eran las patrullas, sino la Policía del Pensamiento.

¿Cómo se escribirá la historia de la guerra de España? Si Franco continúa en el poder, serán sus acólitos los que escriban los libros de historia, y -para insistir en el punto anterior- aquel inexistente ejército ruso se convertirá en un hecho histórico, y los niños de las generaciones venideras lo estudiarán en las escuelas.

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