Imágenes
La Revolución francesa, obra de la filosofía. Pero qué salto desde el cogito ergo sum hasta el primer grito de ¡A la Bastille! resonando en el Palais Royal. Para la Bastilla fue la trompeta del Juicio Final.
Georg Christoph Lichtenberg
Aquel hombre era tan inteligente que casi no servía para nada en el mundo.
Los libros que tienen títulos llamativos e ingeniosos rara vez merecen ser leídos.
Debería inculcarse profundamente en los jóvenes la conveniencia de reducir sus necesidades, tratando de afirmarlos en este empeño. Es ésta una vieja y desconocida verdad: cuantas menos necesidades, más felices somos.
En su rostro advertí realmente aquella niebla que suele subir siempre mientras dura la sensación de placer que produce el creerse por encima de otros.
El amor es ciego, pero el matrimonio le restaura la vista.
Hay gente que posee, no tanto genio. Como cierto talento para captarle al siglo o incluso al decenio sus deseos antes de que éstos los pongan de manifiesto.
Los indios denominan al Ser supremo Pananad o el Inmóvil, porque a ellos mismos les encanta holgazanear.
Fino, la verdad, no era, pero dominaba el arte de cabalgar a lomos de su prójimo cuando le hacía falta.
La fe en un dios es instinto, y le es tan natural al hombre como el caminar erguido, aunque en algunas personas se vea modificada y en otras incluso asfixiada. Por lo general está siempre presente y es indispensable para la buena configuración de la capacidad de conocimiento. (buena configuración interna)
Por lo menos una vez al año todo el mundo es un genio.
Los eruditos con escaso sentido común aprenden generalmente más de lo que necesitan, mientras que a los más sensatos entre ellos nunca les basta con lo que aprenden.
Intentar modificar el carácter de un hombre es como tratar de enseñar a una oveja a tirar de un carro.
Cuando una beata se casa con un beato, el resultado no es siempre una pareja beatífica.
Puedo imaginarme una época a la que nuestros conceptos religiosos le resulten tan extraños como a la nuestra el espíritu caballeresco.
Hay gente que cree que todo cuanto se hace poniendo cara seria es razonable.
Duda de todo por lo menos una vez, aunque se trate de la frase: Dos por dos son cuatro.
Imágenes como: la sinceridad abofetea a la gratitud en plena cara.
Antes de censurar, siempre habría que ver si no se puede disculpar.
Sobre esto dejemos crecer la hierba.
Con un gran número de trazos desordenados es fácil configurar un paisaje, pero con sonidos desordenados no se compone música alguna.