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La tierra no produce para los ignorantes sino malezas y abrojos.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Busco en estas moradas silenciosas el reposo y la paz que aquí se esconden, y sólo encuentro la inquietud funesta que mis sentidos y razón conturba...
La ciencia es sin disputa el mejor, el más brillante adorno del hombre.
Para el hombre laborioso, el tiempo es elástico y da para todo. Sólo falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo.
Ninguno que llegare a conocellas, podrá vivir con ellas ni sin ellas.
Las pasiones alteran momentáneamente la índole de los hombres, pero no la destruyen.
Si las lágrimas son efecto de la sensibilidad del corazón, ¡desdichado de aquel que no es capaz de derramarlas!
¡Oh, príncipes! Vosotros fuisteis colocados por el Omnipotente en medio de las naciones para atraer a ellas la abundancia y la prosperidad: ved ahí vuestra primera obligación.
Sólo le falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo.
El buen gusto, la buena y sana crítica, el exacto y preciso estilo de hablar y escribir, el discernimiento de las doctrinas y opiniones, el amor a los buenos libros y el hastío y horror a los malos, penden casi del todo de este estudio -las Humanidades- preliminar, base y fundamento de todos los demás.
Para dos corazones que se amen, la menos ausencia es un mal grave. Como cuentan sus gustos por momentos, cualquier tiempo, cualquier distancia que los separe, los aflige.
El verdadero honor es el que resulta del ejercicio de la virtud y del cumplimiento de los propios deberes.
Bien están los buenos pensamientos, pero resultan tan livianos como burbuja de jabón, si no los sigue el esfuerzo para concretarlos en acción.
Los manantiales de la abundancia no están en las plazas, sino en los campos; sólo puede abrirlos la libertad y dirigirlos a los puntos donde los llama el interés.
No ha menester (el pueblo) que el Gobierno lo divierta, pero si que lo deje divertirse.
Todo impuesto debe salir de lo superfluo, y no de lo necesario.
Sabiendo y entendiendo bien las materias en que escribe, está seguro de que escribirá bien, siempre que no se empeñe en escribir mejor.
La agricultura es el arte que enseña virtud al hombre y la base de la opulencia a todas las naciones.
Admiro a quien defiende la verdad y se sacrifica por sus ideas, pero no a quienes sacrifican a otros por sus ideas.
Sigo la santa y justa causa que sigue mi patria y que todos hemos jurado defender.
Amigo mío, la Naturaleza ha dado a cada hombre un estilo, como una fisonomía y un carácter. El hombre puede cultivarla, pulirla, mejorarla, pero cambiarla, no.
Si algo sobre la tierra merece el nombre de felicidad, es aquella interna satisfacción, aquel íntimo sentimientomoral que resulta del empleo de nuestras facultades en la indagación de la verdad y en la práctica de la virtud.
¡Ay, dichoso el mortal, de cuyos ojos un pronto desengaño corrió el velo de la ciega ilusión!
¿Qué sería de una nación que en vez de geómetras, astrónomos, arquitectos y mineralogistas, no tuviesen sino teólogos y jurisconsultos?.
La verdad es el principio de toda perfección, y la belleza, el gusto, la gracia no pueden existir fuera de ella.
El estado de libertad es una situación de paz, de comodidad y de alegría.
Los pueblos tienen el gobierno que se merecen.
Este pueblo (España) necesita diversiones, pero no espectáculos.
Puedo yo haber sido desgraciado en amigos; puede haberme privado la desgracia de los que tuve en prosperidad; pero yo no emanciparé a ninguno a quien no vea de espalda vuelta; y cuando todos me abandonaran, más gozaría mi corazón en el sentimiento de haberles sido fiel, que sufriría en el de su infidelidad.
Quien no tiene lo preciso para mantenerse solo, ¿buscará en el matrimonio la multiplicación de sus necesidades?
¿Quién sabe hasta dónde plugo al Omnipotente multiplicar la vida y extender los términos de la creación animada?
¿Por qué no esperaremos mucho de esta vigilante Providencia, que mientras deja destruir cuida, por medios ignorados y no previstos, de edificar y reparar?
¡Quién podrá reposar tranquilo mientras los infelices maldicen su descanso!
Perezcan de necesidad y de miseria los que, habiendo disipado la herencia de sus padres o no sabiendo sacudir su desidia, quieren todavía mantener el esplendor, rodeados por todas partes de la miseria.