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El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas.
Gabriel García Márquez
El éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿que hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible.
La ingratitud humana no tiene límites.
El problema de la vida pública es aprender a dominar el terror, el problema de la vida conyugal es aprender a dominar el tedio.
El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo.
Las mujeres sólo se entregan a los hombres de ánimo resuelto, porque les infunden la seguridad que tanto ansían para enfrentarse a la vida.
La pobreza es el mejor remedio para la diabetes.
A los demonios no hay que creerles ni cuando dicen la verdad.
Si quieres ser amado, ama tú.
En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces.
Si los hombres parieran serían menos desconsiderados.
Creo que las mujeres sostienen el mundo en vilo, para que no se desbarate mientras los hombres tratan de empujar la historia. Al final, uno se pregunta cuál de las dos cosas será la menos sensata.
El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.
Lo único que llega con seguridad es la muerte.