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El periodismo es el deslumbramiento de la noticia.
Gabriel García Márquez
Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.
Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir.
Me desconcierta tanto pensar que Dios existe, como que no existe.
Tratándose de un presidente, las peores ignominias pueden ser las dos cosas al mismo tiempo: verdad y mentira.
El sexo es el consuelo que le queda a uno cuando ya no le alcanza el amor.
Últimas palabras del doctor Juvenal Urbino, quien deja a la muerte aguardando, hasta ver al motivo de su último aliento y le dice: Sólo Dios sabe cuánto te quise.
La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada.
No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos.
Ella le preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo podía todo. Es verdad, le contestó él, pero harás bien en no creerlo.
El día que me sienta mal no me pongo en manos de nadie. Me boto yo mismo en el cajón de la basura. Esta frase es de El coronel no tiene quien le escriba.
Lo peor de la mala situación es que lo obliga a uno a decir mentiras.
Escribo porque quiero que me quieran.
Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra.
La vida es la cosa mejor que se ha inventado.
Aureliano Segundo resolvió que había que llevarla a la casa y protegerla, pero su buen propósito fue frustrado por la inquebrantable intransigencia de Rebeca, que había necesitado muchos años de sufrimiendo y miseria para conquistar los privilegios de la soledad, y no estaba dispuesta a renunciar a ellos a cambio de una vejez perturbada por los falsos encantos de la misericordia.
Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos.
Había tenido que promover 32 guerras, y violar todos sus pactos con la muerte y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria, para descubrir con casi cuarenta años de retraso los privilegios de la simplicidad.
Sólo entonces comprendí que morir es no estar nunca más con los amigos.
No se sentía mejor, por supuesto, pero tampoco peor.
... y tragó una saliva espesa y salada de lágrimas...
Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
Yo diría que el machismo, tanto en los hombres como en las mujeres, no es más que la usurpación del derecho ajeno. Así de simple.
Fue como un soplo del espíritu santo.
Desde ese momento, Florentino Ariza la vio con otros ojos. También para ella pasaban los años. Su naturaleza feraz se marchitaba sin gloria, su amor se demoraba en sollozos, y sus párpados empezaban a mostrar la sombra de las viejas amarguras. Era una flor de ayer.
Equivocarse de destino es también un grave error político.
Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía.
Nunca releo mis libros, porque me da miedo.
He aprendido que el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.
El que no tiene memoria, se hace una de papel.
La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.
Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el guardián de tu alma.
Mucho después, en una época incierta en la que trataba de entender algo de mí mismo vendiendo enciclopedias y libros de medicina por los pueblos de Guajira.
Era lo último que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto pero sin acabar de acabarse jamás.
Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuan poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodiaco.
No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió
A quien me lo pregunta le contesto siempre con la verdad: las putas no me dejaron tiempo para ser casado. Sin embargo, debo reconocer que nunca tuve esta explicación hasta el día de mis noventa años,...