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La palabra es libre; la acción muda; la obediencia ciega.
Friedrich Schiller
En las grandes adversidades toda alma noble aprende a conocerse mejor.
La fantasía es una perpetua primavera.
Solamente aquellos que tengan la paciencia de hacer a la perfección lo trivial, podrán adquirir el hábito de ejecutar lo difícil con facilidad.
Tu hechizo vuelve a unir lo que el mundo había separado, todos los hombres se vuelven hermanos allí donde se posa tu ala suave.
En lo que parecemos, todos tenemos un juez; en lo que somos, nadie nos juzga.
Hablar con mucha cortesía a veces conquista y otras empalaga.
¡Oh celos! La más grande de las bagatelas.
Aquel que es demasiado precavido realiza muy poco en la vida.
Sólo la fantasía permanece siempre joven; lo que no ha ocurrido jamás no envejece nunca.
Hay que distinguir al hombre de su cargo.
La Doncella está cerca de vosotros; ella no puede, como antaño, llevar ante vosotros la bandera, pesadas cadenas la retienen; pero su alma, libre, se lanza fuera de la prisión en alas de vuestro canto guerrero.
A todos pertenece lo que piensas. Sólo es tuyo lo que sientes. Si quieres que sea tuyo lo que piensas, has de sentirlo.
Una memoria ejercitada es guía más valiosa que el genio y la sensibilidad.
El amor es la única cosa de este mundo que no quiere más comprador que a sí mismo.
La verdad es para el sabio; la belleza, para el corazón sensible.
La libertad existe tan sólo en la tierra de los sueños.
El arte es difícil, transitoria su recompensa.
Es muy dulce ver llegar la muerte mecido por las plegarias de un hijo.
A través de las edades, el éxito ha sido de aquellos que perciben las necesidades públicas y saben satisfacerlas.
El hombre crece junto con sus grandes fines.
Su norma era: vive y deja vivir.
La armonía de las armas no depende del parentesco de los cuerpos.