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¿Dónde esta la cumbre que yo pueda aun escalar con mi anhelo?
Friedrich Nietzsche
Los mejores aposentos de mi corazón están vacíos, porque esperan huéspedes a los cuales no se puede tratar de cualquier manera.
Amo al que adelanta palabras de oro a sus actos y siempre cumple más de lo que ha prometido.
A lomos de todas las paradojas se cabalga hacia todas las verdades.
Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar, instrumentos; en segundo, enemigos.
Que es el amor sino comprender y alegrarse de que otro viva, actué de y sienta de manera diferente y opuesta a la nuestra? Para que el amor supere con la alegría los antagonismos no debería suprimirlos, negarlos. Incluso el amor a si mismo contiene como presupuesto suyo la dualidad (o la pluralidad) indisoluble, en una sola persona.
Un mismo texto admite infinito número de interpretaciones.
Mientras no se perturbe a los dioses en sus templos, no seremos molestados en nuestros hogares.
No una creencia, si no un obrar.
Llegamos a amar nuestro deseo, y no al objeto de ese deseo.
La perfecta claridad de todas las representaciones en el sueño, que descansa en la creencia absoluta en su realidad, nos recuerda los estados de la humanidad anterior, en los que la alucinación era frecuente y se enseñoreaba de tiempo en tiempo de comunidades enteras a la vez y aún de pueblos enteros. Así, en el sueño rehacemos una vez más la tarea de la humanidad anterior.
El sexo es una trampa de la naturaleza para no extinguirse.
Para llegar a los grados superiores del poder, abandonar sus grados inferiores.
En un terreno tan falso, en el que toda naturaleza, todo valor natural, toda realidad tenían en contra suya los instintos más hondos de la clase dominante creció el cristianismo una forma de enemistad moral, hasta ahora no recuperada, a la realidad.
Por ello me aparto ahora de mi felicidad y me ofrezco a toda infelicidad -para mi último examen y mi último conocimiento. Y en verdad era llegado el tiempo de irme; y la sombra del caminante y el instante más largo y la hora más silenciosa- todos me decían: ¡Ya ha llegado la hora!
Todo el que ha construido alguna vez un "cielo nuevo" ha encontrado el poder para ello solamente en su propio infierno.
Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal inferior.
Pues hasta la curiosidad y el espanto terminan por cansarse.
Quien alcanza su ideal, sólo por este hecho lo rebasa.
En estas circunstancias existe un deber contra el cual se rebelan en el fondo mis hábitos y aún más el orgullo de mis instintos, a saber, el deber de decir: ¡Escuchadme, pues yo soy tal y tal. ¡Sobre todo, no me confundáis con otros!
El hombre de fe, el creyente de toda especie es, por necesidad, un hombre dependiente,...
Yo he hecho eso, - dice mi memoria. Yo no puedo haber hecho eso - dice mi orgullo y permanece inflexible. Al final la memoria cede.
¿Aspiro acaso a la felicidad? ¡Yo aspiro a mi obra!
Todo el que disfruta cree que lo que importa del árbol es el fruto, cuando en realidad es la semilla. He aquí la diferencia entre los que creen y los que disfrutan.
Pues estaba acostumbrado a caminar en la noche y le gustaba mirarle a la cara a todo lo dormido.
Una expulsada del mundo, mediante el premio y el castigo, la causalidad natural, se requiere una causalidad antinatural: a partir de ahora el resto entero de cosas no naturales se sigue de aquí.
¿Qué son para mí esos saltos y esos vuelos del pensamiento?, se dice. Un rodeo hacia mi meta. Yo soy las andaderas del yo y el apuntador de sus conceptos.
El amor es el estado en el cual, la mayoría de las veces, el hombre ve las cosas como no son.
La exigencia de la castidad hace que el culto sea más ardiente, más entusiasta, más lleno de alma.
Pablo ha sido el más grande de todos los apóstoles de la venganza...
Recela de todos aquellos cuya tendencia al castigo es poderosa.
Mi fórmula para expresar la grandeza en el ser humano es el amor fati: no querer que nada sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad. No sólo soportar lo necesario, y menos aún disimularlo-todo idealismo es mendacidad frente a lo que es necesario, sino amarlo.
La domesticación no mejora a la bestia, la enferma, hace que se aborrezca a si misma, la llena de odio hacia los instintos vitales, la llena de desconfianza hacia todo lo que sigue siendo fuerte y feliz. En una palabra, la hace cristiana.
No miente tan sólo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino ante todo aquel que habla en contra de lo que no sabe.
Fe: no querer saber la verdad.
Confieso que son pocos los libros que leo con tantas dificultades como los evangelios.
Hay muchas cosas que no quiero saber. La sabiduría marca límites hasta al conocimiento.
Quien se permite hablar en público tiene el deber, tan pronto modifique sus opiniones, de contradecirse también en público.
Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas en vosotros continúan siendo gusano.
La voluntad de ser cada uno algo, de distinguirse, es lo propio de las épocas fuertes.