Imágenes
Todas las criaturas militan debajo la bandera del movimiento, para que, como pobres y necesitadas, se puedan mover a buscar do que les falta.
Fray Luis de Granada
Así como Dios es un bien tan universal, que en Él sólo se hallan las perfecciones de todos los bienes; así también en su manera se hallan en la virtud.
¡Oh, muerte, cuán amarga es tu memorial ¡Cuán presta tu venida! ¡Cuán secretos tus caminos! ¡Cuán dudosa tu hora! ¡Cuán universal tu señoría!
Ninguna cosa tan buena hay que carezca de inconvenientes, más ocasionados por el abuso de los hombres que por la naturaleza de las cosas.
La vida del buen cristiano, cruz es, mas es guía para la gloria; pues ya es comenzada, no conviene tornar atrás.
Ninguna cosa hay que avive más la esperanza que la buena conciencia.
Cuando se hacen mercedes a uno por amor de otro, a aquel principalmente se hacen por cuyo amor se hacen.
Oficio es el bien morir que conviene aprender toda la vida.
Cuanto es el beneficio más gracioso, tanto deja al hombre más obligado.
A los que tienen paciencia, las perdidas se les convierten en ganancias, los trabajos en merecimientos y las batallas en coronas.
Más poderoso quiso la naturaleza que fuesen los males para dar pena, que los placeres para dar alegría.
La buena conciencia es tan alegre, que hace alegres a todas las molestias de la vida.
La fuerza del espíritu embebe en sí y arrebata las fuerzas del alma.
Nunca faltarán ondas en la mar, ni ira y tristeza en el corazón del avariento.
El alma del bueno, desde acá tiene ya principio de su gloria en la quietud de su conciencia.
La infancia es ignorante; la mocedad, ligera de cascos; la juventud, temeraria, y la vejez, malhumorada.
Y para que no te haga desmayar este presupuesto, acuérdate que donde hay trabajos de mundo, hay favores del cielo; y donde hay contradicciones de naturaleza, hay socorros de gracia...
La tierra de promisión, a donde todos en esta vida caminamos por el desierto de la penitencia, es la perfección de la caridad.
No es la pobreza virtud, sino el amor a la pobreza.
La gracia es la mayor dádiva de cuantas Dios puede dar a una pura criatura en esta vida.
Huye, pues, toda sospechosa compañía de mujeres; porque verlas, daña los corazones; oírlas, los atrae; hablarlas, los inflama; tocarlas, los estimula; y, finalmente, todo lo de ellas es lazo para los que tratan con ellas.
Fácilmente se hace lo que de buena gana se oye.
Dios es el maestro y el enmendador de los sabios.