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La conciencia es actividad de trascendencia.
Frantz Fanon
El hombre es un si que vibra con las armonías cósmicas.
Todas las formas de explotación son idénticas, porque se aplican, todas por igual, al mismo objeto: el hombre.
La explosión no tendrá lugar hoy. Es demasiado pronto... O demasiado tarde. No vengo en absoluto armado de verdades decisivas.
Para el hombre negro existe sólo un destino. Y es blanco.
Luchar por la cultura nacional es, en primer lugar, luchar por la liberación de la nación, matriz material a partir de la cual resulta posible la cultura.
En toda sociedad y en toda colectividad existe, debe existir, un canal, una puerta de salida por donde puedan liberarse las energías acumuladas en forma de agresividad.
La burguesía nacional de los países subdesarrollados no se orienta hacia la producción, los inventos, la construcción, el trabajo. Se canaliza totalmente hacia actividades de tipo intermedio. Estar en el circuito, en las combinaciones, parece ser su vocación profunda. La burguesía nacional tiene una psicología de hombre de negocios no de capitán de industria.
La situación colonial paraliza, casi totalmente, la cultura nacional. No hay, no podría haber cultura nacional, vida cultural nacional, inventos culturales o transformaciones culturales nacionales en el marco de una dominación colonial.
El racismo salta a la vista porque está, precisamente, en un conjunto característico: el de la explotación desvergonzada de un grupo de hombres por otro que ha llegado a un estadio de desarrollo técnico superior. Debido a esto la opresión militar y económica precede la mayor parte del tiempo, hace posible, legitima, al racismo.
La confrontación fundamental, que parecía ser la del colonialismo y el anticolonialismo, es decir, el capitalismo y socialismo, pierde importancia. Lo que cuenta ahora, el problema que cierra el horizonte, es la necesidad de una redistribución de las riquezas.
Las masas, por el contrario, no pretenden el aumento de las oportunidades de éxito de los individuos. Lo que exigen no es el status del colono, sino el lugar del colono. Los colonizados, en su inmensa mayoría, quieren la finca del colono. No se trata de entrar en competencia con él. Quieren su lugar.
La perfección de los medios de producción provoca fatalmente el camuflaje de las técnicas de explotación del hombre, y por consiguiente, de las formas de racismo.
La debilidad clásica, casi congénita, de la conciencia nacional de los países subdesarrollados no es sólo la consecuencia de la mutilación del hombre colonizado por el régimen colonial. Es también el resultado de la pereza de la burguesía nacional, de su limitación, de la formación profundamente cosmopolita de su espíritu.
La densidad de la historia no determina ninguno de mis actos. Yo soy mi propio fundamento. Yo introduzco el ciclo de mi libertad superando el dato histórico, instrumental.
Mientras que los políticos inscriben su acción en la realidad, los hombres de cultura se sitúan en el marco de la historia.
Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla.
Pero para asegurar la esperanza, para darle densidad, hay que participar en la acción, comprometerse en cuerpo y alma en la lucha nacional. Puede hablarse de todo, pero cuando se decide hablar de esa cosa única en la vida de un hombre que representa el hecho de abrir el horizonte, de llevar la luz a la propia tierra, de levantarse a sí mismo y a su pueblo, entonces hay que colaborar muscularmente.
Nuestra misión histórica, para nosotros que hemos tomado la decisión de romper las riendas del colonialismo, es ordenar todas las rebeldías, todos los actos desesperados, todas las tentativas abortadas o ahogadas en sangre.
El mundo colonizado es un mundo cortado en dos. La linea divisoria, la frontera está indicada por los cuarteles y las delegaciones de policía.
El mundo colonial es un mundo en compartimientos.
Creemos que la lucha organizada y consciente emprendida por un pueblo colonizado para restablecer la soberanía de la nación constituye la manifestación más plenamente cultural que existe.
La conciencia de sí no es cerrazón a la comunicación. La reflexión filosófica nos enseña, al contrario, que es su garantía. La conciencia nacional, que no es el nacionalismo, es la única que nos da dimensión internacional.
La ironía protege contra la angustia existencialista... La misión consiste en desplazar el problema.
La independencia no es una palabra que deba exorcizarse, sino una condición indispensable para la existencia de hombres y mujeres realmente liberados, es decir, dueños de todos los medios materiales que hacen posible la transformación radical de la sociedad.
Este hombre objeto, sin medios de existencia, sin razón de ser, es quebrantado en lo más íntimo de su sustancia. El deseo de vivir, de continuar, se hace más y más indeciso, más y más fantasmal. En este estado de cosas aparece el famoso complejo de culpabilidad.
Tras un siglo de dominio colonial se encuentra una cultura rígida en extremo, sedimentada, mineralizada. El deterioro de la realidad nacional y la agonía de la cultura nacional mantienen relaciones de dependencia recíproca.
La alienación intelectual es una creación de la sociedad burguesa. Yo llamo sociedad burguesa a toda sociedad que se esclerotiza en unas formas determinadas, prohibiendo toda evolución, toda marcha, todo progreso y todo descubrimiento.
La violencia es el hombre recreándose a si mismo.
Estudiar los rendimientos del racismo y de la cultura es plantearse la cuestión de su acción recíproca. Si la cultura es el conjunto de comportamientos motores y mentales nacido del encuentro del hombre con la naturaleza y con su semejante, se debe decir que el racismo es verdaderamente un elemento cultural. Hay pues culturas con racismo y culturas sin racismo.
No soy prisionero de la Historia. No tengo que buscar en ella el sentido de mi destino. Tengo que recordarme en todo momento que el verdadero salto consiste en introducir la invención en la existencia.
Hablar es existir absolutamente para el otro.
No tengo derecho a dejarme anclar. No tengo derecho a admitir la menor parcela de ser en mi existencia. No tengo derecho a dejarme engullir por las determinaciones del pasado. No soy esclavo de la esclavitud que deshumanizó a mis padres.
A cada época su poesía. En cada época las circunstancias de la historia eligen una nación, una raza o una clase para recoger la antorcha, creando situaciones que sólo pueden expresarse o rebasarse mediante la poesía.
Todo espectador es un cobarde o un traidor.
El nuevo día que ya se apunta debe encontrarnos firmes, alertas y resueltos.
Como diría el demasiado célebre Toynbee, el blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresión.
Desde hace algún tiempo se habla mucho de torturas aplicadas por los soldados franceses a patriotas argelinos. Personalidades extranjeras, y entre ellas francesas, han condenado estas prácticas. No se puede al mismo tiempo querer el mantenimiento de la nación francesa en Argelia y condenar los métodos empleados en ella. La tortura en Argelia no es un accidente, o un error, o una falta.
Los campesinos desconfían del hombre de la ciudad. Vestido como un europeo, hablando su lengua, trabajando con él, viviendo a veces en su barrio es considerado por los campesinos como un tránsfuga que ha abandonado todo lo que constituye el patrimonio nacional.
La originalidad del contexto colonial es que las realidades económicas, las desigualdades, la enorme diferencia de los modos de vida, no llegan nunca a ocultar las realidades humanas. Cuando se percibe en su aspecto inmediato el contexto colonial, es evidente que lo que divide al mundo es primero el hecho de pertenecer o no a tal especie, a tal raza.