Imágenes
No se puede sobrepasar a nadie cuando se le siguen los pasos.
François Truffaut
Una de las consecuencias de la guerra es que priva al hombre de su propio combate individual.
No me gustan los paisajes, ni las cosas; amo a las gentes, me intereso por las ideas, los sentimientos.
Observé que, por definición, los críticos no tienen imaginación y es normal. Un crítico demasiado imaginativo ya no podría ser objetivo. Precisamente la ausencia de esa imaginación es lo que les hace preferir las obras muy sobrias, muy desnudas, las que les dan la sensación de que podrían ser casi sus autores.
Hay dos clases de directores: los que tienen en cuenta al público cuando piensan y realizan sus películas y los que prescinden de él. Para los primeros, el cine es un arte del espectáculo; para los segundos una aventura individual.
El cine, su historia, su pasado y su presente, se aprende en la cinemateca. Sólo se aprende allí. Es un aprendizaje perpetuo.
Quien quiera que cultive la fantasía en el arte está un poco loco. Su problema estriba en hacer interesante esa locura.
Soy muy activo. Soy un activista. El reverso es que no sé divertirme, no sé tomar vacaciones, no sé estar sin hacer nada, no puedo pasar un día sin leer, sin escribir.
Creo que siempre me interesará el terreno afectivo, es decir, todo lo concerniente a los sentimientos: las relaciones de los padres con los hijos, las relaciones de enamorados y de personas que se quieren. Nunca haré una película puramente de acción ya que no soy un fanático de esto.
Siempre he preferido el reflejo de la vida a la vida misma. Si he elegido los libros y el cine desde la edad de once o doce años, está claro que es porque prefiero ver la vida a través de los libros y del cine.
Hay que aceptar la idea de que la realización de una película es un misterio; mucha inteligencia, energías, gusto no hacen necesariamente un buen film si la mezcla de los elementos no es armoniosa.
Yo sólo funciono por sensaciones, por cosas ya comprobadas. Es por esto que mis films están llenos de recuerdos de juventud.
Para algunos críticos hay películas buenas y malas. Pero yo tengo la idea de que no hay films buenos y films malos; hay simplemente directores buenos y malos.
Necesariamente, los personajes se parecen a su autor.
Hacer una película es un acto intelectual porque implica hacer muchas cosas y tomar decisiones. Es también un hecho artístico porque el gusto nos dicta esas cosas y esas decisiones. Es igualmente un acto emocional porque entra en juego nuestra sensibilidad y nuestra intuición.
Una película es un equilibrio continuo entre la literatura y la música. Se debe constantemente renunciar a las leyes psicológicas por las leyes musicales.
Puedo añadir que el cine ha sido en mi adolescencia una clase de refugio; por ello le tengo un amor casi religioso. No puedo tener por un hombre político el mismo interés que por los cineastas que admiro, y creo firmemente que, en la historia de Inglaterra del siglo XX, Charles Chaplin es más importante que Winston Churchil.
Se llega a ser crítico por azar, tras haber fracasado en la literatura, en la enseñanza, en la publicidad o en la soldadura autógena.
El cine es un arte especialmente difícil de dominar en razón de la multiplicidad de dones -a veces contradictorios- que exige.
Me doy cuenta de que estoy alejado de las evoluciones estéticas, ya que no puedo hacer absolutamente nada que no sienta profundamente.
Al corazón del corazón humano.
No hago mis películas pensando en un público intelectual; son películas para todo el mundo, creo. Son películas que pretenden ser populares; intentan interesar al espectador por cosas pertenecientes al ámbito de los sentimientos, de las emociones y de la afectividad.
El crítico debería ser, en general, el intermediario entre el autor y el público, explicando al segundo las intenciones del primero, dando a conocer al primero las reacciones del segundo, ayudando a uno y a otro a ver más claro.
El cine es el arte de la mujer, o sea, de la actriz. El cometido del director consiste en conseguir que las mujeres hagan cosas hermosas. Es mi opinión: los grandes momentos del cine se dan cuando hay coincidencia entre las dotes de un director y las de una actriz dirigida por él.
Un film es una cosa viva. No soy de los directores que se atienen a lo que hay escrito. Mis películas cambian enormemente durante el rodaje.
Habitualmente mis temas de las películas están alejados de las modas; toco temas en los que nadie piensa.
El cine para mí es un arte de la prosa. Definitivamente, se trata de filmar la belleza pero sin que se note, sin que se note para nada.
El pesimista es un optimista con experiencia.
Lo que quieren decir verdaderamente mis películas lo he descubierto después... Descubro su significación después de finalizar, pues tengo una creación espontánea, instintiva, apenas intelectual.
Hay películas excelentes que poseen errores técnicos. Y películas técnicamente muy bien realizadas, pero de un vacío y de una sequía interiores que da pena. Para mí es mucho más importante la inspiración, las ganas de decir algo, de hacer algo. Lo demás es menos importante.
El director está obligado a preocuparse de los actores; es el punto fuerte del rodaje.
Las películas avanzan como los trenes, ¿comprendes?, como los trenes en la noche. Las gentes como tú, como yo, lo sabes bien, estamos hechas para ser felices en el trabajo... En nuestro trabajo de cine.
No se puede poner un final optimista, porque la vida no es optimista; tampoco se puede poner un final pesimista, porque sería un desastre comercial. Es necesario un final que incluya los dos.