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Las bandas de música son como copiar a Botticelli con brocha o tocar a Mozart con un candado.
Francisco Umbral
El instinto acierta siempre más que la reflexión, y encima no da explicaciones.
El fundamentalismo es la última enfermedad infantil del Tercer Mundo.
El dinero provoca en la gente, y sobre todo en los profesionales, una admiración muy fina, muy inteligente, muy educada, mucho más que el talento o la gloria.
La pintura es la gran pizarra de la historia.
La estructura económica de España es feudal, feudocapitalista, paleoeclesial, y eso no lo cambia ni Dios.
Los escritores burgueses se debían suicidar como clase. Inevitablemente porque la derecha no lee; la izquierda no tiene tiempo, entonces, ¿quién te lee? O bien fracasas espantosamente y te mueres de hambre por ahí vendiendo kleenex por las esquinas. O si no fracasas del todo te aburguesas.
La moral, por muy concienzuda que sea, rara vez supera sus propios términos municipales. No hay una moral universal. Sólo hay morales municipales.
El que lo piensa todo primero, no escribe nada después.
La Movida nunca tuvo teléfono, pero sí tuvo señales de humo para comunicarse unánimes el concierto de los Ramones o aquella noche alucinada de los Rolling, cuando nos flipábamos chupando el desodorante del sobaco de las chais, que eso coloca.
El dinero no es sino la figura de la aceptación social, y por eso lo buscamos todos.
Está usted en todo, Majestad, en el baladro y en la Literatura.
Cuando yo frecuentaba a Guido Brunner él aún era embajador y nunca vi en la Embajada ninguna movida de convolutos. Lo que sí daba Brunner era unas fiestas muy fastuosas. Los eternos mendigos ilustres de la literatura íbamos allí a comer.
En la infancia, en la adolescencia, en la juventud, es cuando se forma la personalidad y cuando se impregna uno de lo que tiene entorno, por eso, yo estoy por dentro lleno de Valladolid.
Los escritoresburgueses se debían suicidar como clase. Inevitablemente porque la derecha no lee; la izquierda no tiene tiempo, entonces, ¿quién te lee?
Lo que le concedemos a la memoria quizá se lo quitamos a la especulación.
Toda guerra promueve genios.
Los enemigos traicionan muy fino.
Ya no hay revoluciones, ya no hay revolución de Asturias ni Casas Viejas, ya no hay anarquismo catalán, ya no hay lucha de clases ni proletariado, ya no hay Semana Trágica. Ya sólo hay los cuatro modernos de mierda y las cuatro putas travestidas de lo mismo que salen por la televisión.
Madrid es un género literario.
Parece que hoy toca hablar de Madrid. Madrid es una gran ciudad, o por lo menos una ciudad grande.
La vida no es noble, ni buena, ni sagrada, y no hallo nada que respetar ni venerar en el cielo ni en la tierra... pero gracias a este hijo tenido y perdido habrá ya siempre para mí, en lo más puro de la luz, un ser sagrado, una criatura de oro.
A este rey que tenemos, don Juan Carlos, le crearon una leyenda inversa de tonto, de poco interesante, de que no tenía nada que decir, de que no se le ocurrían cosas, de que no valía la pena. Y una vez que consiguieron (Felipe González y sus gobiernos) convencernos de que el Rey no tenía nada que decir, se pusieron a grabar, a escuchar al Rey para no perderse palabra de lo que dice.
Lo peor de nuestra Guerra Civil, en este largo viaje a la derecha, es que uno ha podido apreciar cómo se intercambiaban los valores y los grandes hombres de izquierdas quedaban en la derecha mientras que los de derechas, simplemente, no quedaban. En España es más difícil no quedar uno en su sitio que viajar con el sitio cambiado.
Las guerras son beneficiosas a condición de no hacerlas.
Contra la idea de nuestro siglo, la idea de la relativo, circunstancial y aleatorio, que va de James Joyce a Albert Einstein, aflora hoy un medievalismo de valores absolutos -como si hubiera de eso-, incontaminados, perfectos.
La gloria, la fama, la unanimidad es un espejismo. Siempre parecen más brillantes en otro.
Qué triste le pone siempre a uno la alegría de los tontos, en el manicomio como en el fútbol o en la tele.
El destino, el azar, los dioses, no suelen mandar grandes emisarios en caballo blanco, ni en el correo del Zar. El destino, en todas sus versiones, utiliza siempre heraldos humildes.
La juventud es tantas cosas que no puede ser además sabiduría, experiencia.
El talento, en buena medida, es una cuestión de insistencia.
Lo primero que asombra en el primero beso es el exotismo...
El gilipollas por definición lo es de cuerpo entero. Se es gilipollas como se es pícnico, barbero, coronel, sastre, canónigo o notario: de una manera genérica y vocacional.
Escribir es la manera más profunda de leer la vida.
El amor es contagioso como el odio...
El lenguaje literario es un lenguaje que ha perdido la memoria colectiva.
El español medio compra el periódico para tener ideas. Por veinte duros se hace uno socialdemócrata, demoliberal, democristiano, moderantista, neoconservador, liberal de izquierdas, rojo de derechas, partidario del Atlético o el Madrid, etc.
Los deseos se tienen, no se piden. Lo que se pide es el objeto del deseo.
No hay izquierdona. Existe un problema fuerte nacional o antinacional o yo que sé, nacionalista.
Madrid lo hicieron entre Carlos III, Sabatini y un albañil de Jaén, que era el que se lo curraba.