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No condeno en absoluto la guerra. La considero sagrada contra todo género de opresores.
Francisco Pi y Margall
Sostengo que la revolución aún hoy es la paz.
La libertad es una condición esencial del hombre. tocarla es un sacrilegio; es violar su personalidad.
La revolución no la hemos ido a buscar; nos la han traído los sucesos, y nos la han traído porque era necesaria.
Es inútil empeñarse en detener el progreso.
Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse.
No puedes ser del todo libre mientras estés a merced del capitalista y del empresario, mientras dependa de ellos que trabajes o no trabajes, mientras los productos de tus manos no tengan un valor siempre y en todo tiempo cambiable y aceptable, mientras no encuentres abiertas de continuo cajas de crédito para el libre ejercicio de tu industria.
La libertad de imprenta, como la de conciencia, la de enseñanza, la de reunión, la de asociación y todas las demás libertades, ya os lo hemos dicho, para ser una verdad deben ser amplias, completas, sin trabas de ninguna clase.
Nadie tiene derecho a reducir mi libertad sino yo mismo. Vivo en una sociedad; pero no es suficiente para que tenga que sujetarme a un poder que no he creado, ni a unas leyes que no he hecho.
Tú, que eres el que más trabajas, ¿no eres acaso el que más sufres? ¿Qué haría sin ti esa turba de nobles, de propietarios, de parásitos que insultan de continuo tu miseria con sus espléndidos trenes, sus ruidosos festines y sus opíparos banquetes?
Sentiría no hacerme comprensible; mas la materia es aún oscura y de suyo tan sutil, que temo no se escape al escalpelo del análisis. Constancia, lectores, constancia; no arrojéis tan pronto el libro.