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Todos anhelamos llegar a viejos y todos hemos negado que ya hemos llegado.
Francisco de Quevedo
El exceso es el veneno de la razón.
Es la vida un dolor en que se empieza el de la muerte, que dura mientras dura ella.
Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.
Dijo la rana al mosquito desde una tinaja: más quiero morir en el vino que vivir en el agua...
El temor empieza toda sabiduría, y quien no tiene temor, no puede saber.
No puede amar a otro el que a sí no se ama, ni amarse el que a sí no se conoce.
Quien no ama con todos sus cinco sentidos a una mujer hermosa, no estima a la naturaleza su mayor cuidado y su mayor obra.
En los más ilustres y gloriosos capitanes y emperadores del mundo, el estudio y la guerra han conservado la vecindad, y la arte militar se ha confederado con la lección. No ha desdeñado en tales ánimos la espada a la pluma. Docto símbolo de esta verdad es la saeta: con la pluma vuela el hierro que ha de herir.
No hace la codicia que suceda lo que queremos, ni el temor que no suceda lo que recelamos.
El amor a la patria siempre daña a la persona.
Pocos oyen murmurar de otro, que no les parezca poco lo que oyen y verdad lo que creen.
Lo más seguro es no ponerse en peligro.
Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.
El temor no hace que no suceda lo que recelamos.
Vive sólo para ti si pudieres, pues sólo para ti si mueres, mueres.
Los fumadores de tabaco comienzan, desde aquí abajo, su noviciado para el infierno, donde se necesita estar muy acostumbrado al humo.
Debemos huir siempre las ocasiones de peligro, donde el peligro es siempre la honra.
Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.
La justicia es una constante y perpetúa voluntad de dar a cada uno lo que le toca.
Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es-coja.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
El rico come, el pobre se alimenta.
Cuando el avaro dice: tengo un tesoro, el preso dice: tenga una cárcel.
Muchos son los buenos, si se da crédito a los testigos; pocos, si se toma declaración a su conciencia.
No basta saber dónde está el tesoro, hace falta trabajar y sacarlo.