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Seré como fui, viviré como he vivido.
Francesco Petrarca
Quien puede decir cuanto ama, pequeño amor siente.
La vida es sueño.
Los cinco enemigos de la paz que viven entre nosotros son: miedo, avaricia, envidia, odio y orgullo. Elimínelos y tendrá paz permanente.
El ser humano no tiene mayor enemigo que él mismo.
Los muchos libros a unos hicieron sabios y a otros locos.
En el mundo cada cual, desde el día en que nació, tiene asignada su suerte.
La razón habla y el sentimiento muerde.
Nadie es tan joven que no pueda morir hoy.
Fue el día en que del sol palidecieron los rayos, de su autor compadecido, cuando, hallándome yo desprevenido, vuestros ojos, señora, me prendieron.
Igual que el navegante a quien el fuerte viento desalienta mira a dos luces del nocturno cielo, lo mismo, en mi tormenta de Amor, miro en dos luces al brillante signo en el que hallo mi único consuelo.
El que pueda decir cómo arde, sufre un fuego muy pequeño.
Es más honorable obtener el trono que haber nacido en él. La fortuna otorga uno, el mérito el otro.
Para los espíritus nobles, la muerte es el fin de una prisión oscura; para aquellos otros que han puesto todos sus afanes en el fango, es un grave pesar.
La muerte parecía bella en su bello rostro.
El sufrimiento es alivio del dolor.
Quien se deleita en defraudar al prójimo, no se ha de lamentar si otro le engaña.
Que viviré algo más es lo que creo, gracias a ese mirar tan luminoso; y moriré, si no atiendo al deseo.
Mil placeres no valen un tormento de amor.
La muerte arrebata primero a los mejores, y deja a los culpables.
Los grandes errores pertenecen a los hombres de gran entendimiento.
No soy tan fuerte que la luz resista de esta mujer, y no en los tenebrosos lugares me protejo, ni en la tarde: mas, con ojos enfermos y llorosos, mirarla es mi destino y mi conquista; y sé muy bien que voy tras lo que me arde.
Un bello morir honra toda la vida.
Dura es la ley de amor, pero por dura que sea, hay que obedecerla, pues la tierra y el cielo por ella están unidos desde el fondo de las edades.
La vida pasa y no se detiene una hora.
Es hermoso morir cuando la vida es feliz.
Me suele avergonzar que no esté siendo por mí vuestra belleza puesta en rima, pues que a ninguna más tuve en estima desde que os vi por vez primera entiendo.
Todo el mal que puede desplegarse en el mundo se esconde en un nido de traidores.
Una muerte ejemplar honra toda una vida.
No me importa ni del vulgo ni de la fortuna.
Cinco grandes enemigos de la humanidad están dentro de nosotros mismos: la avaricia, la ambición, la envidia, la ira y el orgullo. Si nos despojamos de ellos, gozaremos de la más completa paz.
No ha lugar la razón contra la fuerza de la pasión.
Ciegos, tantas fatigas, ¿qué aprovechan? Todos tornamos a la gran madre antigua, y apenas queda rastro de nuestro nombre.
El desgraciado no confía en esperanzas demasiado grandes.
Cuando, entre las demás, de mi señora viene, a veces, Amor en el semblante, cuanto en belleza va ella por delante, tanto crece el afán que me enamora.
Seguid a los menos, y no al vulgo.
Es mejor desear el bien que conocer la verdad.
Nuestra naturaleza, vencida por la costumbre, ha perdido su camino.
Todo lo mortal el tiempo corta.
Rara vez la belleza y la virtud pueden habitar juntas.