Imágenes
Y si reía él le daba la luna.
Fito Páez
Y todo lo que hacés por obligación se lleva la alegría de tu corazón.
Y ya no pertenezco a ningún ismo me considero vivo y enterrado.
Yo te pido un favor, que no me dejes caer en las tumbas de la gloria.
Y entonces vamos, así en la vida con los restos del corazón y no queremos que se nos note que nos falta un poquito de amor.
No creo en casi nada que no salga del corazón.
El siglo se muere y no cambia más, está agonizando en cualquier hospital, nosotros tenemos la culpa y hay que solucionarlo. Llamemos al débil y al orador, al mozo, al poeta, al músico, al peón. Llamemos a todos los hombres, que el banquete está listo.
Yo podría haberlo hecho mejor, vos podrías acercarte a mí. Yo intuía que esto, mi amor se rompía y esto es siempre así.
Todo lo que diga está de más... las luces siempre encienden en el alma.
Simplemente fui un muchacho hedonista.
A veces la gente se olvida que Charly es un gran músico.
La melancolía de morir en este mundo, y de vivir sin una estúpida razón.
Preferiría tu sonrisa a toda la verdad.
Dar lo que tengo todo me da.
Al final lo que queda es abrazarse, confiar en el otro, amar y dejarse amar en medio de la balacera que es la vida.
El tiempo me ha enseñado a mirar, a veces me ha enseñado a callar.
Cría cuervos la casa rosada.
Cuando nos echamos a correr hay mil maneras de seguir pero ninguna de volver.
La estupidez del mundo, nunca pudo y nunca podrá arrebatar la sensualidad.
La expresión es válida en sí misma, lo que hace el mundo mediático es decirte que si esa expresión no vende o no tiene aparición mediática la expresión no tiene ningún sentido y se genera la gran dicotomía del éxito y del fracaso.
Dormí con el ladrón y me dio amor hasta llorar.
El miedo a la muerte me mantiene vivo.
Que droga dura es la soledad que no te deja sostener los ojos fijos en el televisor ni el mundo bajo tus pies.
Cada salto en el vacío es una cuestión de fe, nunca nada se repite como la primera vez.
Las palabras siempre se las lleva el viento... Pero yo las necesito, somos dos viejos amantes.
Yo no buscaba a nadie y te vi.
Sigo vivo, sigo atento, y observando con el tiempo esta extraña enfermedad inclasificada que te afecta muy deprisa, que te quita la sonrisa, cuyo síntoma es que ya no importa nada.