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La duda no es un estado demasiado agradable, pero la certeza es un estado ridículo.
Fernando Savater
El objetivo final de la educación es desarrollar la disposición a reconocer y respetar la semejanza esencial de los humanos más allá de nuestras diferencias de sexos, etnias o determinaciones naturales.
Toda riqueza es social. Nadie se hace rico en la soledad o por su propio genio, porque su talento se ejerce socialmente y ésa es la clave de su éxito.
Las lenguas tienen dos grandes enemigos, los que las imponen y los que las prohíben.
El problema no son las preguntas que los niños formulan, sino las que nosotros nos tenemos que hacer luego.
Quienes son respetables son las personas no las creencias.
Piense usted lo que quiera, pero piénselo.
Dentro de una campana de cristal, sólo se piensa en vacío.
Sí, pero ya estoy ahorrando.
Los años nos van quitando el pelo, los dientes y también las ideas.
Queremos la paz, pero la paz no puede ser nunca mera ausencia de violencia, sino que debe ser presencia y vigencia de la Constitución, sin coacciones, extorsiones ni amenazas.
La publicidad es una fábrica de sueños, de inventos maravillosos, que nosotros creamos en nuestro interior y que ella materializa en el exterior.
No siempre nos movemos atraídos por la luz: a veces es la sombra la que nos empuja.
Nada puede reclamarse cuerdamente a la vida.
Después de tantos años estudiando la ética, he llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir, y prudencia para sobrevivir.
El nacionalismo al que me opongo es el que mutila y descarta parte de la sociedad plural a la que se aplica: el que quiere dividir la realidad nacional en propietarios y advenedizos, el que pretende inventarse un extranjero interior contra el que luchar, el que quiere suprimir y monopolizar, poniendo en peligro la ejemplar convivencia de lo diverso que se da en la vida cotidiana de Cataluña.
El terrorismo es inmune, se nutre de los minutos de silencio multitudinarios. Sólo la resistencia individual le contraría.
Lo propio de los seres humanos, su mayor aspiración, quizá no sea la felicidad, sino conservar la alegría.
Decir que todas las culturas son igualmente respetables equivale a afirmar que da lo mismo cruzar un río por un puente que en balsa o andando por el fondo con una piedra pesada en los brazos.
Cuando discutimos de algún asunto la razón no la tiene quien más grita sino el que es capaz de enlazar sus argumentos de modo adecuado.
El mismo Dios que prohíbe que los hombres se asesinen unos a otros es el que ha establecido que la muerte es el precepto universal que prolonga la vida: morimos para que los demás puedan vivir.
El cerebro es el órgano específico de la acción: conoce, delibera, valora y decide.
Si la naturaleza no nos hubiese hecho un poco frívolos, seríamos muy desdichados. Gracias a que somos frívolos la mayoría de la gente no se ahorca.
La moral persigue una vida mejor y la religión busca algo mejor que la vida. Son objetivos bastante diferentes.
La cortesía abarca la ternura sin ñoñeces, el humor y un cierto saber estar en cada ambiente.
En el mundo hay personas buenas que hacen cosas buenas y personas malas que hacen cosas malas. Para que las personas buenas hagan cosas malas, hacen falta las religiones.
El hombre es un ideal de conducta libre.
El mundo está lleno de supuestos rebeldes que lo único que desean en el fondo es que les castiguen por ser libres, que algún poder superior de este mundo o de otro les impida quedarse a solas con sus tentaciones.
Muchas veces somos demasiado exigentes con las promesas de los políticos. Estos personajes las utilizan para ofrecerse y venderse a los electores.
El hombre necesita un símbolo práctico de lo que es y hace para poder ser y hacer.
La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana.
No se pueden respetar las ideas totalitarias, xenófobas, racistas, excluyentes, que violen los elementales derechos humanos.
La persona humanista y civilizada pide las cosas por favor, el terrorista las exige por pavor.
Si ya sabemos todos que Dios es de Bilbao, ¿qué más da que el nuevo obispo sea de Salamanca?
Ya no te falta para la gloria más que un toro que te mate en la plaza. Y Belmonte contestó, sumiso: Se hará lo que se pueda, don Ramón.
El secreto de la felicidad es tener gustos sencillos y una mente compleja, el problema es que a menudo la mente es sencilla y los gustos son complejos.
El dinero, que a veces es producto del trabajo y otras no, creó nuevas jerarquías.
La publicidad es una sarta permanente de promesas y juramentos al consumidor.
Lo más importante intelectualmente hoy no es tanto comprender los motivos de los terroristas, sino los nuestros para resistirles sin emplear sus propias armas.
La política no es más que el conjunto de razones para obedecer y de las razones para sublevarse.