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¡Feliz el hombre que no tiene los defectos de sus (buenas) cualidades!
Félix Antoine Philibert Dupanloup
Hay muchas maneras de corromper a un niño: se corrompe su espíritu con la desconsiderada exageración en las alabanzas; se corrompe su carácter dejándolo obrar a su antojo; se corrompe sus sentimientos ocupándose de él con exceso y haciéndole objeto de adoración e idolatría.