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La ciencia es el estupefaciente al uso... hasta el día en que su mismo progreso permita poner en circulación un estupefaciente más poderoso.
Eugenio Trías
El intelectual, el creador, necesita la libertad como el aire mismo que respira. Si éste falta, si la atmósfera de un país, de una región, de una ciudad se vuelve asfixiante, es de rigor que el creador eleve la voz en forma de protesta o de denuncia.
El materialismo es, con harta frecuencia, la justificación de una censura.
El genio convierte la excepción en regla.
El pensamiento tiene que ser duro de cabeza y ligero de pies.
La polisemia del lenguaje constituye el combustible del pensamiento.
En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra.
El criterio de verdad de un enunciado es siempre la amplitud de su capacidad de seducción.
Se confunde a veces precisión y sopor.
El espacio que separa un aforismo de otro es una invitación a olvidar.
El intelectual, el creador, si verdaderamente lo es, debe tener algo más que capacidad analítica de diagnóstico; debe poseer coraje en relación a flagrantes transgresiones de la libertad o de la justicia.
Apoderarse de otro sin dominarlo, dejándolo en consecuencia en libertad: eso es amarlo.