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Hoy en día, todo el mundo se ocupa de los hijos de los pobres. Nadie piensa en los de los ricos. Y ¡ésos sí que están abandonados!
Etienne Rey
Para muchas mujeresamar a un hombre vale tanto como engañar a otro.
El amor es la unión de un amo y de un esclavo, jamás de dos iguales.
Nos sentimos más orgullosos de nuestra buena suerte que de nuestro propio mérito. Debía ser al revés; pero, en el fondo, preferimos creernos protegidos por un poder invisible, que vernos reducidos a nuestras propias fuerzas.
La suerte es en esta nuestra era igualitaria el factor más importante de la desigualdad. Esta es la razón de que se le aprecie tanto.
El odio es en la mujer más violento que en el hombre, porque es odio de un ser inferior.
El amor, del mismo modo que el azar, ignora la moral. Son dos cómplices nacidos para entenderse.
Cuando una mujer se ve forzada a confesar una falta propia, inmediatamente se cree convertida en víctima.
El deseo nos hace tomar su propia violencia como un signo de eternidad.
No se hace nada por el amor, si no se hace todo por él.
Para gustar plenamente de la felicidad, no hay como ser indigno de ella.
Un pillo favorecido por la fortuna deja de ser un pillo. Es ya un banquero, un político, un administrador, un comerciante, en fin, un hombre que ha triunfado.
La mayor prueba que puede un hombre dar de su amor, es guardarlo oculto.
Ante la buena suerte ajena quedamos siempre indecisos entre la envidia y el desprecio.
La buena suerte es la sonrisa de lo desconocido.
¿No es, a veces, el azar la más insolente de las aristocracias?.
Los celos son el amor propio de la carne.
El feminismo es, desde luego, el derecho de las mujeres a tener amantes.
Confiésenselo o no, la toilette es en las mujeres, casi siempre un principio de prostitucÍón.