Imágenes
Tu eres la llama que la brisa leve hace ondular, apenas, cariñosa; yo, la víctima triste de ese fuego, la pobre, enamorada mariposa.
Estanislao del Campo
Tú eres, entre el rayo de la luna el plateado fulgor que me acaricia.
¿Por qué llorar mi muerte si mi vida era un erial de espinas y de abrojos?
Yo, en ese largo, fatigoso viaje, en mi alma llevaré tu imagen bella.
El alma del que sufre es noche triste.
Las cicatrices del rostro poco me importan, o nada; las que me importan, y mucho, son las que tengo en el alma.
Tu amor fue mi perfume, mi esperanza, la novela de mi alma, mi alegría, cuando tú me decías: mi poeta, me inundabas de luz y de poesía.
Para ver si soy poeta fíjate, niña, tan solo en que lloro cuando canto y que canto cuando lloro.
Cuide cada uno lo suyo que es la cosa más derecha. No abandone su cosecha, el gaucho que haiga sembrao.
Dicen que soy horroroso: por la lisonja, mil gracias: mira tú mi corazón y prescinde de mi cara.
Al mesmo gobernador que nos manda en lo presente, a ver si con mi aguardiente nos gobernaba mejor.
Pues con el llanto el sentimiento dice lo que decir no puede con la lengua.
Tú eres la inconmovible y desdeñosa, aunque gentil y bella castellana; yo, el trovador que canta al pie del muro sin que se abra a su acento tu ventana.
¡No lloro ya!... la piedra funeraria para siempre cayó pesada y fría... ¡las losas de las tumbas nunca lloran, y una tumba es, señora, el alma mía!
En el mar proceloso de la vida el amor es el puerto de bonanza; ¿y a dónde guiar mi nave combatida si mi amor es amor sin esperanza?
Deje que el que es hacendao cuide las vacas que tiene, que él es a quien le conviene asigurar su ganao.