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Leer les agrandará, chicos, el deseo, y el horizonte de la vida.
Ernesto Sabato
Le expliqué que el mundo es una sinfonía, pero que Dios toca de oído.
Todo esto hace del tango un baile introvertido y aun introspectivo: un pensamiento triste que se baila.
Entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida, se abre una cuña en el alma que separa al hombre de la felicidad como al exiliado de su tierra.
La frase todo tiempopasado fue mejor no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que, felizmente, la gente las echa en el olvido.
Hay gente que se preocupa más por el dinero que los pobres: son los ricos.
Lamentablemente, en estos tiempos en que se ha perdido el valor de la palabra, también el arte se ha prostituido, y la escritura se ha reducido a un acto similar al de imprimir papel moneda.
El proceso cultural es un proceso de domesticación que no puede llevarse a cabo sin rebeldía por parte de la naturaleza animal, ansiosa de libertad.
Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa.
Pero esa educación, a menudo durísima, nos enseñó a cumplir con el deber, a ser consecuentes, rigurosos con nosotros mismos, a trabajar hasta terminar cualquier tarea empezada.
Me pregunto en qué clase de sociedad vivimos, qué democracia tenemos donde los corruptos viven en la impunidad, y al hambre de los pueblos se la considera subversiva.
¿Qué sería de este país si todo el mundo triunfara? Prefiero no pensarlo. El fracaso de muchos nos salva a nosotros un poco.
Es curioso, pero vivir consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que alguna vez me traerán la melancolía y la desesperanza.
Lo que prueba que los años, las desdichas, las desilusiones, lejos de facilitar el olvido, como se suele creer, tristemente lo refuerzan.
Nada de lo que fue vuelve a ser, y las cosas y los hombres y los niños no son lo que fueron un día.
Pienso ahora hasta qué punto el amor enceguece y qué mágico poder de transformación tiene.
Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil.
Resignarse es una cobardía, es el sentimiento que justifica el abandono de aquello por lo cual vale la pena luchar, es, de alguna manera, una indignidad.
Leer les dará una mirada más abierta sobre los hombres y sobre el mundo, y los ayudará a rechazar la realidad como un hecho irrevocable. Esa negación, esa sagrada rebeldía, es la grieta que abrimos sobre la opacidad del mundo. A través de ella puede filtrarse una novedad que aliente nuestro compromiso.
Ya no se dice que son "los de abajo" sino "los de fuera".
En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos.
El pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesita de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión.
La razón no sirve para la existencia.
El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria.
Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.
Lean lo que les apasione, será lo único que los ayudará a soportar la existencia.
Ser original es, en cierto sentido, juzgar el valor de la mediocridad de los demás, lo que me parece de un gusto dudoso.
Algunos supondrán que, por mi manera de ser, propensa a la melancolía y el pesimismo, estos 90 años con los que cargo encima acabarán por desalentarme; sin embargo, es todo lo contrario.
Aunque terrible es comprenderlo, la vida se hace en borrador, y no nos es dado corregir sus páginas.
La vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados.
La esperanza, ¿no será la prueba de un sentido oculto de la Existencia, una cosa que merece se luche por ella?
Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos.
La costumbre es falaz y nuestros pasos mecánicos no nos conducen siempre a la misma realidad.
En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil.
Para ser humilde se necesita grandeza.
Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización.
La Historia no es mecánica porque los hombres son libres para transformarla.
Muchas veces me ha pasado eso: luchar incensantemente contra un obstáculo que me impide hacer algo que juzgo necesario o conveniente, aceptar con rabia la derrota y finalmente, un tiempo después, comprobar que el destino tenía razón.
Y entonces, habiendo sido privados de la cercanía de un abrazo o de una mesa compartida, nos quedarán “los medios de comunicación”.
Nietzsche afirmó la preeminencia de la vida sobre la ciencia; para él, como para Kierkegaard, la existencia no puede ser regida por las razones, porque la vida es contradictoria y paradojal.