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Toda la historia es incomprensible sin Cristo.
Ernest Renan
Un espíritu reflexivo tiene que saber a qué atenerse para sentirse reconciliado consigo mismo. Los asuntos del mundo apenas se regulan por esta clase de razonamientos; pero los hombres rigurosos quieren llevar a estos temas alguna lógica y desenmarañar las confusiones donde se enredan los espíritus superficiales.
El acto más importante de nuestra vida es la muerte.
Sólo hay una manera de encontrar la vida dichosa, y es buscando el bien y la verdad. Para estar contento de la vida hay que hacer buen uso de ella.
Tener glorias comunes en el pasado, una voluntad común en el presente, haber llevado a término juntos grandes empresas y pretender acometer otras, he ahí las condiciones esenciales para constituir un pueblo.
Nuestros sueños son la mejor y la más dulce porción de nuestra vida. Es el momento en que cada uno de nosotros es más él mismo.
Me gustaría tener el derecho de vida y de muerte, para no hacer uso de él.
Las verdades que revela la ciencia superan siempre a los sueños que destruye.
Lo que constituye una nación, no es ni el hablar una misma lengua, ni el pertenecer al mismo grupo etnográfico, sino el poseer en común grandes cosas en el pasado, y la voluntad de hacer otras en lo futuro.
Respetad la opinión ajena, y creed que en este mundo nadie posee el tesoro de la verdad.
Un hombre consecuente con su sistema de vida es ciertamente un espíritu estrecho.
No hay raza pura y basar la política en el análisis etnográfico es centrarse en una quimera. Los países más nobles son aquellos en los que la sangre es más desigual.
¿Qué es una nación?, pág. 68
Cuando el sacrificio se convierte en un deber y en una necesidad para el hombre, ya no hallo límite al horizonte que ante mí se abre.
El escolar común de ahora conoce verdades por las que Arquímedes hubiera sacrificado su vida.
La estupidez humana es la única cosa que nos da una idea del infinito.
La vida no tiene valor sino por su consagración a la verdad y al bien.
Nada grande se hace sin quimeras.
Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles.
La verdadera religión es el fruto del silencio y del recogimiento. Su nombre es sinónimo de distinción, de elevación, de refinamiento. Nace ella con la delicadezamoral en el momento en que el hombre virtuoso, después de entrar dentro de sí mismo, escucha unas voces que se entrecruzan.
La clave de la educación no es enseñar, es despertar.
¡Oh! Dios, si es que hay un Dios, salva mi alma, si es que tengo alma.
El medio de no cambiar es no pensar.
El gran consuelo del hombre, frente a los males incurables de la sociedad, es imaginar una ciudadideal de donde se suprimen todas las miserias y donde se acumulan todas las perfecciones.
Cuando se ha tomado mucho trabajo en encontrar la verdad, cuesta confesar que los frívolos son los verdaderos inteligentes.
Las grandes cosas de un pueblo están hechas generalmente por las minorías.
No neguemos nada; no afirmemos nada; esperemos.