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El trabajo obsesivo produce la locura, tanto como la pereza completa, pero con esta combinación se puede vivir.
Erich Fromm
La forma activa de la fusión simbiótica es la dominación, o, para utilizar el término correspondiente a masoquismo, el sadismo. La persona sádica quiere escapar de su soledad y de su sensación de estar aprisionada haciendo de otro individuo una parte de sí misma.
El amor incondicional corresponde a uno de los anhelos más profundos, no sólo del niño, sino de todo ser humano.
El consenso de todos sirve como prueba de la corrección de sus ideas.
Mientras todo el resto del mundo desee tener más, se formarán clases, habrá guerra de clases, habrá una guerra internacional.
Tengo que conocer a la otra persona y a mí mismo objetivamente, para poder ver su realidad, o, más bien, para dejar de lado las ilusiones, mi imagen irracionalmente deformada de ella.
En el arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo el artista y el objeto de su arte, es el escultor y es el mármol, el médico y el paciente.
En cualquier tipo de tarea creadora, la persona que crea se une con su material, que representa el mundo exterior a él.
El hecho de que millones de personas compartan los mismos vicios no convierte esos vicios en virtudes.
La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad.
La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo.
La necesidad de aliviar la tensión sólo motiva parcialmente la atracción entre los sexos; la motivación fundamental es la necesidad de unión con el otro polo sexual.
La paradoja del amor es, ser uno mismo, sin dejar de ser dos.
El egoísmo que genera el sistema hace que los gobernantes antepongan su éxito personal a su responsabilidad social.
Experimentar amor en el modo de tener implica encerrar, aprisionar o dominar al objeto amado.
El veneno es veneno aunque venga en píldoras doradas.
Los consumidores modernos pueden identificarse con la formula siguiente: yo soy = lo que tengo y lo que consumo.
Cuando dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su carácter milagroso, hasta que su antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento mutuo, terminan por matar lo que pueda quedar de la excitación inicial.
¿Por qué a los seres humanos contemporáneos les fascina comprar y consumir, y sin embargo sienten muy poco apego por lo que compran?
Las respuestas dependen, en cierta medida, del grado de individualización alcanzado por el individuo.
Cuando la parálisis de la masculinidad es más intensa, el sadismo (el uso de la fuerza) se convierte en el principal (y perverso) sustituto de la masculinidad. Si la sexualidad femenina está debilitada o pervertida, se transforma en masoquismo o posesividad.
El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos.
Todos los mitos y todos los sueños tienen algo en común, y es que todos ellos son escritos en el mismo idioma, el lenguaje simbólico.
En el acto de amar, de entregarse, en el acto de penetrar en la otra persona, me encuentro a mí mismo, me descubro, nos descubro a ambos, descubro al hombre.
Mientras tememos conscientemente no ser amados, el temor real, aunque habitualmente inconsciente, es el de amar.
Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad.
Practicamente no existe ninguna otra actividad o empresa que se inicie con tan tremendas esperanzas y expectaciones y que, no obstante, fracase tan a menudo como el amor.
Desde el nacimiento hasta la muerte, de lunes a lunes, de la mañana a la noche, todas las actividades están rutinizadas y prefabricadas.
El símbolo universal es aquel en el que hay una relación intrínseca entre el símbolo y lo que representa.
En los Vedas, la idea de un Dios omnisapiente y omnipotente se considera la forma más extrema de ignorancia.
La función del Estado es establecer normas para un consumo sano, opuestas al consumo patológico e indiferente.
Respeto no significa temor y sumisa reverencia; denota, de acuerdo con la raíz de la palabra (respicere: mirar), la capacidad de ver a una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única. Respetar significa preocuparse por que la otra persona crezca y se desarrolle tal como es. De ese modo, el respeto implica la ausencia de explotación.
La persona sádica es tan dependiente de la sumisa como ésta de aquélla: ninguna de las dos puede vivir sin la otra. La diferencia sólo radica en que la persona sádica domina, explota, lastima y humilla, y la masoquista es dominada, explotada, lastimada y humillada.
Para alguien que sabe, la ignorancia es tan buena como el conocimiento, ya que ambos forman parte del proceso de saber, aunque la ignorancia de este tipo es distinta de la ignorancia del que no reflexiona. En el modo de ser, consiste en poseer mas conocimientos.
El lenguaje simbólico es un lenguaje en el que el mundo exterior constituye un símbolo del mundo interior, un símbolo que representa nuestra alma y nuestra mente.
Desde el luego, para hacerse ricos y famosos, los individuos deben mostrarse muy activos en el sentido de estar ocupados, pero no en el sentido de nacer dentro de sí mismos.
El presente es el punto donde se unen el pasado y el futuro, una frontera en el tiempo, pero no distinto en calidad de los dos reinos que une.
No tengo que hacer nada para que me quieran (el amor de la madre es incondicional). Todo lo que necesito es ser su hijo. El amor de la madre significa dicha, paz, no hace falta conseguirlo, ni merecerlo.
La libertad positiva implica también el principio de que no existe poder superior al del yo individual; que el hombre representa el centro y fin de la vida, que el desarrollo y la realización de la individualidad constituyen un fin que no puede ser nunca subordinado a propósitos a los que se atribuye una finalidad mayor.
La estructura socioeconomica de la sociedad modela el carácter social de sus miembros, para que deseen hacer lo que deben hacer.