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Tener fe requiere coraje, la capacidad de correr un riesgo, la disposición a aceptar incluso el dolor y la desilusión.
Erich Fromm
La solución puede alcanzarse por medio de la adoración de animales, del sacrificio humano o las conquistas militares, por la complacencia en la lujuria, el renunciamiento ascético, el trabajo obsesivo, la creación artística, el amor a Dios y el amor al Hombre.
Cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento son mutuamente interdependientes.
El primer paso a dar es tomar conciencia de que el amor es un arte, tal como es un arte el vivir. Si deseamos aprender a amar debemos proceder en la misma forma en que lo haríamos si quisiéramos aprender cualquier otro arte, música, pintura, carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería.
Si amo a la otra persona, me siento uno con ella, pero con ella tal cual es, no como yo necesito que sea, como un objeto para mi uso. Es obvio que el respeto sólo es posible si yo he alcanzado independencia; si puedo caminar sin muletas, sin tener que dominar ni explotar a nadie.
En estrecha relación con el desarrollo de la capacidad de amar está la evolución del objeto amoroso. En los primeros meses y años de la vida, la relación más estrecha del niño es la que tiene con la madre.
La naturaleza del hombre, sus pasiones, son producto cultural; el hombre mismo es la creación más importante y la mayor hazaña de ese incesante esfuerzo humano cuyo registro es la historia.
En lo que toca específicamente al amor, eso significa: el amor es un poder que produce amor; la impotencia es la incapacidad de producir amor.
Sean cuales fueren las razones de la pérdida de las cualidades de la capacidad, en la mayoría de las sociedades mas grandes y organizadas jerárquicamente ocurre el fenómeno de la alienación de la autoridad.
La unión simbiótica tiene su patrón biológico en la relación entre la madre embarazada y el feto. Son dos y, sin embargo, uno solo. Viven juntos (sym-biosis), se necesitan mutuamente.
La polaridad entre los principios masculino y femenino existe también dentro de cada hombre y cada mujer. Asi como fisiológicamente tanto el hombre como la mujer poseen hormonas del sexo opuesto, así también en el sentido psicológico son bisexuales.
Las caracteristicas de martir consisten en ser, dar, compartir; las del heroe son: tener explotar, violar.
Es indudable que en su época la teoría freudiana tenía un carácter desafiante y revolucionario. Pero lo que era cierto alrededor de 1900 ya no lo es cincuenta años más tarde.
Ser autoridad se basa no sólo en la capacidad para realizar ciertas funciones sociales, sino igualmente en la esencia misma de una personalidad que ha conseguido un alto grado de desarrollo e integración. Estas personas irradian autoridad y no tienen que dar órdenes, amenazar ni sobornar.
En una cultura en la que prevalece la orientación mercantíl y en la que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas humanas sigan el mismo esquema que gobierna el mercado de bienes y de trabajo.
En el modo de ser, los lectores a menudo advierten que hasta un libro muy admirado carece enteramente de valor o tiene un valor muy limitado; o logran comprender plenamente un libro, a veces mejor que el autor, quien pudo haber considerado que todo lo que escribió era igualmente importante.
El amor genuino aumenta la capacidad de amar y de dar a los demás. El verdadero amante, en su amor a una persona especifica, ama a todo el mundo.
Es bien sabido que los pobres están, más inclinados a dar que los ricos.
De cualquier manera, la sensación de enamorarse sólo se desarrolla con respecto a las mercaderías humanas que están dentro de nuestras posibilidades de intercambio.
No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita.
La realidad exterior, las personas y las cosas, tienen sentido sólo en la medida en que satisfacen o frustran el estado interno del cuerpo. Sólo es real lo que está adentro: lo exterior sólo es real en función de mis necesidades (nunca en función de sus propias cualidades o necesidades).
En una cultura no orgiástica, el alcohol y las drogas son los medios a su disposición.
El bien y el mal no existen si no hay libertad para desobedecer.
Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar.
En realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de popularidad y sex-appeal.
El amor es una actividad, no un efecto pasivo; es un estar continuado, no un súbito arranque.
En realidad, en lo que al concepto de sexualidad se refiere, la masturbación sería la satisfacción ideal. Lo que Freud paradójicamente no tiene en cuenta es el aspecto psicobiológico de la sexualidad, la polaridad masculino-femenina, y el deseo de resolver la polaridad por medio de la unión.
En un contexto religioso, igualdad significó que todos somos hijos de Dios, que todos compartimos la misma sustancia humano-divina, que todos somos uno.
Aunque el emperador esté desnudo, todo el mundo cree que usa bellas ropas.
El problema de conocer al hombre es paralelo al problema religioso de conocer a Dios.
El amor infantil sigue el principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman porque amo. El amor inmaduro dice: Te amo porque te necesito. El amor maduro dice: Te necesito porque te amo.
Vivir correctamente ya no es una demanda ética o religiosa. Por primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical del corazón humano.
El tipo de división del trabajo, como lo llamó William James, que consiste en amar a la propia familia pero ser diferente al extraño, es un signo de una incapacidad básica de amar.
El acto de desobediencia, como acto de libertad, es el comienzo de la razón.
En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.
No se pueden construir submarinos leyendo las obras de Julio Verne; no puede crearse una sociedad humanista leyendo a los profetas.
El carácter mercantil está dispuesto a dar, pero sólo a cambio de recibir; para él, dar sin recibir significa una estafa.
El hombre moderno vive con la ilusión de que sabe lo que quiere mientras que en realidad quiere lo que se supone que va a querer.
En realidad, todos están sedientos de amor; ven innumerables películas basadas en historias de amor felices y desgraciadas, escuchan centenares de canciones triviales que hablan del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que aprender acerca del amor.
¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él, da de su alegría, de su interés, de su compresión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza, de todas las expresiones y manifestaciones de lo que está vivo en él.