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En cada búsqueda apasionada, la búsqueda cuenta más que el objeto perseguido.
Eric Hoffer
Nuestra pelea con el mundo es un eco de la interminable pelea que ocurre en nuestro interior.
Es la enfermedad de nuestra época que los jóvenes estén tan ocupados enseñándonos que no tienen tiempo para aprender.
Nos sentimos libres cuando escapamos, pese a que solo sea saltando de la sartén al fuego.
Todavía es cierto que el hombre es más singularmente humano cuando convierte los obstáculos en oportunidades.
La sociedad verdaderamente humana es la sociedad del aprendizaje, donde los abuelos, los padres y los niños son todos estudiantes.
La falta de sensibilidad es básicamente un desconocimiento de nosotros mismos.
La técnica del movimiento de masas aspira a infectar a las personas con una enfermedad y, a continuación, ofrecer al movimiento como cura.
El odio apasionado puede dar significado y propósito a una vida vacía.
En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.
Sentimos nuestro poder más nítidamente cuando quebramos el espíritu de una persona que cuando conquistamos su corazón.
Cada intenso deseo es tal vez el deseo de ser diferente de lo que somos.
No hay mayor soledad que la soledad de un fracaso. El fracaso es un extraño en su propia casa.
El verdadero Anticristo es el que convierte el vino de una idea original en el agua de la mediocridad.
Es más fácil amar a la humanidad en general que al vecino.
Es el niño en el hombre la fuente de su originalidad y creatividad, y el patio de recreo es el medio óptimo para el desarrollo de sus capacidades y talentos.
La juventud en sí es un talento, un talento perecedero.
La habilidad de llevarse bien sin un líder excepcional es la marca de vigor social.
Jugar limpio significa, ante todo, no culpar a los demás de nuestros errores.
Solíamos pensar que las revoluciones eran la musa del cambio, en realidad es al revés: el cambio prepara el camino para la revolución.
Muchas de las ideas de los santos se derivan de sus experiencias como pecadores.
No es el sufrimiento, sino la esperanza de cosas mejores lo que incita las rebeliones.
La grosería es una débil imitación de fuerza.
La miseria de un niño es interesante para una madre, la miseria de un hombre joven es interesante para una mujer joven, la miseria de un anciano no le interesa a nadie.
Para ser diferentes de lo que somos, debemos tener cierta conciencia de lo que somos.
Normalmente sólo vemos lo que queremos ver; tanto es así, que a veces lo vemos donde no está.
Quitad el odio de algunas personas, y tendrá hombres sin fe.
El deseo intenso crea no sólo sus propias oportunidades sino además sus propios talentos.
El líder tiene que ser práctico y realista, sin embargo, debe hablar la lengua del visionario y del idealista.
Cualquiera que inventó el cliché de que el dinero es la raíz de todos los males no sabía casi nada sobre la naturaleza del mal y muy poco de los seres humanos.
El individuo que tiene que justificar su existencia por su propio esfuerzo es un eterno sirviente de sí mismo.
El fracaso es a menudo el pionero en las nuevas tierras, empresas o formas de expresión.
La gente que muerde la mano que los alimenta normalmente lame la bota que los patea.
Una cabeza vacía no está en realidad vacía, sino que esté rellena con basura. De ahí la dificultad de que haga algo una cabeza vacía.
Cuando la gente se aburre es principalmente de ellos mismos.
Los hechos son contrarrevolucionarios.
Cada época tiene una moneda que compra almas. En algunas la moneda es el orgullo, en otras, es la esperanza o una causa santa. Por supuesto, hay épocas que es más difícil comprar almas y lo notable es que esos momentos están marcados por la civilidad, la tolerancia y el buen funcionamiento de la vida cotidiana.
No es nada sencillo entender lo simple.
La propaganda no engaña a la gente, sino que simplemente les ayuda a engañarse a sí mismos.
La búsqueda de la felicidad es una de las principales fuentes de infelicidad.