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No hay cosa que sea suficiente para aquel que no queda satisfecho con un poco.
Epicuro
El que menos necesita del mañana es el que avanza con más gusto hacia él.
Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás.
El placer es el principio y el fin de una vida feliz.
Si lo dice de corazón, ¿por qué no abandona la vida? Está en su derecho, si lo ha meditado bien. Por el contrario, si se trata de una broma, se muestra frívolo en asuntos que no lo requieren.
Toda amistad es deseable por sí misma; pero tiene su origen en los beneficios.
Quien un día se olvida de lo bien que lo ha pasado se ha hecho viejo ese mismo día.
Si buscas la fama, más fama te darán mis cartas que todas esas cosas que festejas y por las cuales eres festejado.
No es pobre el que tiene poco, sino aquel que teniendo mucho desea todavía tener más.
La libertad y la anarquía, los mayores frutos de la autarquía.
Busca el placer que no venga seguido de ningún dolor.
Retírate dentro de ti mismo, sobre todo cuando necesites compañía.
El que dice que todo acontece por necesidad nada puede objetar al que niega que todo acontece por necesidad, pues esto mismo afirma que acontece por necesidad.
El cuerpo, en lances de amor, es parte indispensable del alma.
Límite de la grandeza de los placeres es la eliminación de todo dolor. Donde exista placer, por el tiempo que dure, no hay ni dolor ni pena ni la mezcla de ambos.
Acostúmbrate a pensar que la muerte nada es para nosotros, porque todo bien y mal reside en la sensación, y la muerte es privación del sentir.
Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco.
Para muchos, haber ganado riquezas no fue acabamiento de sus miserias, sino cambio de unas miserias por otras.
Comamos y bebamos que mañana moriremos.
La manía de hablar siempre y sobre toda clase de asuntos es una prueba de ignorancia y de mala educación, y uno de los grandes azotes del trato humano.
El más grande fruto de la autosuficiencia es la libertad.
El que exhorta al joven a una buena vida y al viejo a una buena muerte es un insensato, no sólo por las cosas agradables que la vida comporta, sino porque la meditación y el arte de vivir y de morir bien son una misma cosa. Y aún es peor quien dice: 'Bello es no haber nacido pero, puesto que nacimos, cruzar cuanto antes las puertas del Hades'.
Debemos buscar a alguien con quien comer y beber antes de buscar algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un león o un lobo.
La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.
El hombre que no sea virtuoso no puedes ser feliz.
El que se olvida de los bienes gozados en el pasado es ya viejo hoy.
Los bienes son para aquellos que saben disfrutarlos.
También en la moderación hay un término medio, y quien no da con él es víctima de un error parecido al de quien se excede por desenfreno.
Las enfermedades duraderas proporcionan a la carne más placer que dolor.
Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla.
Es verdad que hay dioses; pero lo que la multitud cree de ellos no es cierto, pues lo que la multitud cree cambia con el tiempo.
Es absurdo pedir a los dioses lo que cada uno es capaz de procurarse por sí mismo.
El futuro no es nuestro, pero tampoco puede decirse que no nos pertenezca del todo.
La justicia es la venganza del hombre social, como la venganza es la justicia del hombre salvaje.
Es impío no el que suprime a los Dioses, sino el que los conforma a las opiniones de los mortales.
La muerte es una quimera, pues cuando yo estoy, ella no está; y cuando ella está, yo no.
La necesidad es un mal, no hay necesidad de vivir bajo el imperio de la necesidad.
El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.
Vale más ser desgraciado y racional que feliz y falto de razón.
El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.