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Busca libertad para aspirar a lo mejor, para apuntar hacia el bien, para buscar todo lo grande, noble y hermoso que hay en la vida humana.
Enrique Rojas
La felicidad es estar haciendo algo grande con la vida, algo que la llene y que vaya más allá de los propios intereses.
No hay felicidad sin amor y no hay amor sin renuncias. El amor entre dos personas es complicidad y estar pendiente del otro.
Una cultura que vive de espaldas a la muerte pierde densidad y, sobre todo, escamotea una de las dimensiones esenciales de la vida humana.
Es grande ver a un hombre crecerse ante el fracaso y que empieza de nuevo.
Mejorar no es otra cosa que repetir actos positivos, buenos, esforzándose, yendo contracorriente, negando el capricho del momento o lo que apetece. Hacer esto cuesta, pero así se va fraguando la persona sólida, en la adquisición de hábitos que buscan lo mejor, aunque eso implique la renuncia y la negación.
Un hombre hedonista, permisivo, consumista y relativista, no tiene referentes ni puntos de apoyo, y acaba no sabiendo a dónde va, envilecido, rebajado... Convertido en un objeto que va y viene, que se mueve en todas las direcciones, pero sin saber adónde se dirige. Un hombre que en vez de ser brújula, es veleta.
Casi todo lo humano está en la infancia. Cuando esa etapa ha sido feliz, sana, llena de afecto y bien enfocada, uno sale fuerte para todo.
Casi nunca se llega en la vida a conseguir un amor pleno, pero hay que intentarlo, cueste lo que cueste.
Hay que tener mucha personalidad y un entorno en donde uno se pueda sentir arropado para no dejarse llevar por la corriente de la moda.
No hay que interrumpir, en especial si no estamos de acuerdo con lo que el otro dice: ya habrá tiempo para exponer nuestra propia argumentación.
La felicidad no es posible sin el amor.
La madurez es controlardeseos y retrasar gratificaciones. Si no nos dejamos arrastrar por los primeros impulsos, estaremos tomando el control de nuestra vida y gozaremos de verdadera libertad.
El verdadero amor consiste en luchar por sacar lo mejor de la otra persona.
A cualquier cosa se le llama amor. Existen muchas palabras relacionadas con él: enamorarse, querer, desear, gustar, buscar, necesitar... Hay muchos matices y la educación es necesaria para saber distinguir entre unas y otras.
Una persona mayor con cultura tendrá siempre ocupaciones estimulantes a su alcance, mientras que alguien de acción, cuando se termina su etapa laboral, se queda vacío.
Amar a otra persona es desearle lo mejor, mirar por ella, tratarla de forma excepcional, darle lo mejor de nosotros.
Cuando el amor es auténtico, cuando hay verdadera comunicación física, psicológica, espiritual y cultural, quienes lo viven se llenan de paz y de gozo, de serenidad y de confianza recíproca.
El hombre light se alimenta de noticias, mientras que el hombre sólido procura hacer una síntesis de ellas, buscando su sentido.
La amistad profunda implica el riesgo de dejarse conocer y abrirse.
La felicidad consiste en una mezcla de alegría y tristeza, de luces y sombras, todo, presidido por el amor.
La felicidad es un estado de ánimo satisfactorio donde tú haces una interpretación positiva de la realidad.
Algunos confunden no tener tabúes con no tener principios.