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Amar es un acto. No te fatigues en pensar: ama.
Emilia Pardo Bazán
Hay así en la vidamomentos supremos en que el sentimiento, oculto largas horas, se levanta rugiente, y avasallador, y se proclama dueño de un alma.
La ingenuidad suele parecerse al descaro.
Reñida está la discreción con la verdad: como que la verdad es a menudo la indiscreción misma.
Y es que antes se llega a la celebridad con escándalo y talento, que con talento solo; y aun suple a veces al talento el escándalo.
La novela ha dejado de ser mero entretenimiento, modo de engañar gratamente unas cuantas horas, ascendiendo a estudio social, psicológico, histórico, pero al cabo estudio.
Se familiarizaba Durvati con la sangre y el dolor, inseparable de la gloria.
Es absurdo que un pueblo cifre sus esperanzas de redención y ventura en formas de gobierno que desconoce.
¡Ay del género humano si la Historia se redujese a la opresión del débil por el fuerte, al triunfo de la violencia!
Todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser humano no es un árbol frutal que sólo se cultive por la cosecha.
Signos eran que denotaban hombres llegados a la meta de las humanas aspiraciones en los países decadentes: el ingreso en las oficinas del Estado.
La pasiónpolítica sacaba partido hasta de la estatura, del color del pelo, de la edad.
No son las novelas naturalistas que mayor boga y venta alcanzaron, las más perfectas y reales; sino las que describen costumbres más licenciosas, cuadros más libres y cargados de color.
Mira delante de ti la suerte de los que fueron; mira delante de ti la suerte de los que serán.
Julián, por su parte, quedó tembloroso, agitado, descontento de sí mismo, cual suelen los pacíficos cuando ceden a un arrebato de ira.
Por la boca solemos morir como los simples peces, y no es muerte propia de hombre avisado, sino de animal bruto, frío y torpe.
La educación de la mujer no puede llamarse tal educación, sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión.
La aldea, cuando se cría uno en ella y no sale de allí jamás, envilece, empobrece y embrutece.
Tiene cada época sus luchas literarias, que a veces son batallas en toda la línea.
Por todas partes cubre el manto de la política intereses egoístas y bastardos, apostasías y vilezas.
¿Será cierto que a veces se complace el Destino en que por extraña manera, por sendas torturosas, se encuentren dos existencias, y se tropiecen a cada paso e influyan la una en la otra, sin causa ni razón para ello?
El gusto malsano del público ha pervertido a los escritores con oro y aplauso.
Los aldeanos no son blandos de corazón; al revés, suelen tenerlo tan duro y callado como las palmas de las manos; pero cuando no esta en juego su interés propio, poseen cierto instinto de justicia que los induce a tomar el partido del débil oprimido por el fuerte.
Entendía don Pedro el honor conyugal a la manera calderoniana, española neta, indulgentísima para el esposo e implacable para la esposa.
Al pueblo no puede ilustrársele. Es y será eternamente un hatajo de babiecas, una recua de jumentos. Si le presenta usted las cosas naturales y racionales, no las cree. Se pirra por lo raro, estrambótico, maravilloso e imposible.
Las inteligencias medianas ceden siempre al aplomo que las fascina.
Al gallego no se le pesca con anzuelo de aire; allí perdería su elocuencia Cicerón.
Lo más encogido y apretado que se puede imaginar en el mundo, no acierta a dar idea del grado de reducción que consigue el estómago de un labrador gallego.
La educación física hace que la mujer aumente su estatura y vigor y enriquezca su sangre.
No hay palanca más poderosa que una creencia para mover las multitudes humanas; no en vano se dice que la religión liga y aprieta a los hombres.
A los pueblos, la excesiva inteligencia les perjudica. Lo que conviene es una masa de gente limitada, que siga dócilmente a un individuo genial.
Sin gota de vino para reforzar un poco los espíritus vitales y devolver vigor al cuerpo.
Transijamos en todo, excepto con la ordinariez, duquesa.
En verdad, lo que amamos en la mujer no es la mujer, sino el espíritu; y quien busque en la mujer más que el espíritu, será abandonado por Brahma.