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Solo tú puedes decidir qué hacer con el tiempo que se te ha dado.
Elísabet Benavent
El amor es así de aleatorio; no busca a quienes mejor se llevarían para juntarlos. Hay cosas que exigen ser peleadas.
Prefiero esperar. - ¿A qué? - A que se me olvide que contigo siempre fue diferente... porque fue más.
La gente cambia tanto con los años, es difícil predecir si el cambio va a hacernos tremendamente infelices.
Cuando uno tiene una pareja de las sanas, y hablo de amor, cuando uno quiere de verdad a alguien, no se convierte en el cincuenta por ciento de algo. Es el cien por cien de sí mismo.
Nos enseñan a aspirar a más pero no a ser felices con lo que hay.
El amor viene y va. Las personas vienen y van. Hasta que de vez en cuando la chispa perdura. Y eso, eso es lo complicado. Que un amor dure siempre, que no se vaya, que se quede ardiendo dentro sin importar cuánto tiempo pase.
Me gusta leer por lo que nos gusta hacerlo a mucha gente... porque al abrir un libro siempre encontramos un viaje y una vida que suplantamos.
No dejo de pensar que podría haber cambiado nuestro destino solo con no tomar algunas tontas decisiones.
Las venganzas le destrozan a uno la vida porque, mientras se dedica a planearlas..., olvida vivir.
No dejes que nadie te haga creer que lo que no eres es más importante que lo que sí.
La vida no es un cuento, pero, en el caso de que lo sea, supongo que nunca será uno perfecto.
Hay hombres que no nos favorecen en absoluto, y estoy hablando de ellos, efectivamente, como si fueran un complemento de moda.
Cuando uno se lame las heridas busca un rincón al que no pueda llegar la mirada de cualquiera.
Sé lo que dije. Sé que dije que era la última vez. Pero... necesito verte. Necesito olerte. Necesito que vuelvas a mirarme como aquella noche. Vuelve, por favor. Vuelve porque ya no te echo de menos. Ahora, simplemente, te necesito.
Me conformo con lo que me dan por miedo a salir a buscar lo que realmente deseo.
Para recuperarse de una ruptura hace falta justo la mitad del tiempo del que has estado con él.
Lección vital: nunca te esfuerces en eliminar el prejuicio de los ojos de alguien porque probablemente ve lo que quiere ver.
La verdad, las mujeres somos un poco tontas pero no es culpa nuestra, no. Es culpa de la industria cinematográfica, de los cuentos de princesas de Disney y de los libros que siempre terminan bien.
Debió de creerse aquello que decían nuestros abuelos de "búscate una buena esposa, las mujeres con las que pasarlo bien se encuentran solas".
Hay cosas que por más que intentes allanarles el terreno, siempre suenan precipitadas. Como los sentimientos.
Da igual las vueltas que demos al mundo corriendo detrás del sol para que no se ponga nunca. Creceremos, como los demás. No somos inmunes al tiempo.
Cerrarse no significa superar, significa no mirar.
El proceso mismo de creación siempre ha estado sujeto a la necesidad del ser humano de referenciarse.
Toda mujer debe hacer una lista de hombres que no le convienen y, a pesar de las tentaciones, grabarse a fuego que si conoce a alguien con esas características, tiene que correr en dirección contraria.
Llorar es un derecho constitucional y si no lo es debería serlo.
La gente que está triste necesita gente que aún lo está más para entenderse.
Espero que nunca te arrepientas de haberme metido en tu vida y que un día al despertar seas menos guapo, así podré respirar mientras te miro.
Yo siempre he sido de la creencia de que existen personas con las que uno puede permitirse el lujo de parecer humano y otras con las que no.
Arriesgarse no es la única forma de perder, a veces con no hacer nada es suficiente.
Cuando te da igual mostrarte vulnerable delante de alguien... eso debe de ser amor.
Que lo que quieres no haga que se te olvide lo que mereces.
Ella siempre se queja del tamaño de sus caderas, pero a mí me parece que tiene un cuerpo voluptuoso y sexi. El problema no son sus caderas, ni sus muslos, ni sus brazos torneados. El problema es la moda imperante de tallas ridículas que nos encontramos en las tiendas.
Hay cosas terriblemente simples y frívolas que pueden hacernos profundamente felices.
Prometámonos a nosotras mismas que jamás nos quedaremos con algo que no nos gusta por el mero hecho de que sea cómodo. -Todas asentimos-. Nos merecemos lo mejor y, sobre todo, nos merecemos creerlo.
A veces tu memoria guarda cosas que preferirías no volver a saber nunca, y, por mucho que intentes quitartelas de la cabeza... Siempre vuelven.
La soledad no depende de la cantidad de gente que te rodee.
-¡Víctor, por Dios! ¿Sinceramente crees que las parejas normales tienen sexo seis de los siete días de la semana? - ¿Y desde cuándo tú y yo somos una pareja normal?
Hacer el amor es romperse, es sentirse débil y dejar que el otro entre, con todo lo que significa. Le dejas entrar, él entra en ti y en ese momento entendéis que nunca más volveréis a no sentiros solos dentro de vuestro cuerpo... sin el otro.
Hay un momento en la vida en el que uno se cansa de buscar razones que justifiquen el miedo a ser feliz.