Imágenes
Nubes en lugar de ideas. Se forman sobre las cabezas de los pensadores, el viento se las lleva y se derraman sobre zonas áridas de ideas.
Elias Canetti
La muerte aceptada con resignación no es ningún honor.
Dos clases de hombres: Los reacios a la confesión y los confesantes apasionados.
Uno podría pasarse la vida reflexionando sonbre si mismo, y no darse cuenta de que no lo merece.
No es frecuente que el mayor deseo de alguien sea tener una biblioteca.
Me inclino ante el recuerdo, ante el recuerdo de cada ser humano. Y no oculto la aversión que siento ante todos los que se toman la libertad de intervenir quirúrgicamente en los recuerdos, hasta que se parezcan a los recuerdos de los demás.
Amo demasiadas cosas. Debería amar todavía más.
Lo que más aprecio en un verdadero escritor es aquello que omite por orgullo.
Toda muerte rompe la cohesión de la intrincada red que es el mundo.
La indignidad del ataque nos confiere dignidad.
¡Cabrones! ¿Queréis vivir eternamente? ¡Sí!
Es difícil mantener la crueldad necesaria que nos permita ser implacables en nuestros juicios. La ternura de los recuerdos se va extendiendo por todas partes; si nos diluimos en ella será imposible mirar a alguien con los duros ojos de la realidad.
El que respira, dice: tengo todavía todo por respirar. El infeliz, dice: tengo todavía lugar para las desdichas de los otros. El que ha muerto, nos dice: no conozco nada todavía, no puedo estar muerto.
Se puede desear mucho y siempre será demasiado poco. Pero lo que deseamos poseer siempre es demasiado.
La diferencia radica en que hoy todo puede ser fotografiado. Ninguna miseria puede ocultarse, todas son públicas. Sin embargo, este hecho significa que nos acostumbramos mejor a ellas.
Sucumbiré, se que sucumbiré, pero puedo decir que me he resistido contra ello toda una vida. Si no me hubiera resistido toda una vida, importaría poco que también yo haya de sucumbir.
Si leo a Maquiavelo, mi enemistad con el poder se adormece. Pero se trata de un sueño ligero, del cual siempre despierto a gusto.
No son los pensamientos más profundos los que actúan más duraderamente sobre el mundo.
Nadie conoce ni ha conocido nada de inmediato: lo que creemos conocer de pronto, ha estado largo tiempo con nosotros. Lo que verdaderamente importa es el conocimiento clandestino que alienta en todos nosotros.
Todos se pusieron allí de monumentos, y allí se quedaron sin moverse. Luego llegó la nueva moda y todos comenzaron a temblar de nuevo.
La muerte es mi plomada, y me afano desesperadamente por no perderla.
Nubes de palabras usadas, ¿qué lluvia van a dar?
Por ninguna parte veo un dios de la vida, veo sólo ciegos que adornan sus crímenes con dios.
Es inútil, no tiene sentido, incluso es despreciable dar por perdida a la humanidad.
Él la ama, pero, a pesar de esto, con ella es la persona más cautelosa del mundo.
Le sangraban los ojos, nunca el corazón.
Porque podría ser que algunos historiadores quisieran conservar aquello que los poderosos han destruido.
Que uno espere sobrevivir a todos es el pecado capital.
Odio los juicios que sólo aplastan y no transforman.
Insoportables, los que siempre se creen auténticos.
Todas las visiones pesimistas en la historia de los hombres nada tienen que hacer frente a la realidad. Ninguna de las antiguas religiones puede satisfacernos, todas ellas nacieron en periodos idílicos.
Algunas personas poseen cualidades sencillas por las que uno estaría dispuesto a vender su alma.
¡Qué apocado ha de ser el que no soporta el dolor del otro!
Las utopías fenecidas. ¡Qué tiempos, cuando aún podías cuidarlas y mimarlas!