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Entonces al mirar a Mercy a su lado y al ver su rostro tan rebosante de bondad, imbuido de calma y certeza, le pareció que si lograba pasar con ella el resto de su vida, conocería un amor, una felicidad y una paz como no los había conocido nunca. Fue en ese momento cuando decidió casarse con ella.
Edward Rutherfurd
Notre Dame gana incluso en belleza en la madurez.
La política y la religión volvían peligrosos a los hombres, y el comercio los volvía sensatos.
Por más enamorado que estés de alguien, no desperdicies ese amor en una mujer que, a su vez, no sea considerada.
Los hijos siempre son más listos que sus padres. Max Le Sourd miraba con preocupación a su padre, Jacques. Max aún no había cumplido los treinta años. Su padre, que ya tenía setenta, había cosas que no comprendía.
Nueva York es la auténtica capital de América. Todo neoyorquino lo sabe, y vive Dios que eso no va a cambiar nunca.
Había que soñar para luego plasmar el sueño en la realidad. Antes había que soñar, sin embargo. Imaginar la libertad. Eso era algo perenne.
Reglanúmero uno de la supervivencia: jamás hay que decir lo que uno piensa realmente.
Los antiguos griegos lo llamaban la tragedia del hibris. El rey que peca de exceso de orgullo recibe el castigo de los dioses. En la Edad Media se hablaba de la rueda de la fortuna, que nunca para de girar. O tal vez Dios, por sus propios motivos, había decidido dar la espalda al rey de Francia.
El hombre que está cansado de Londres está cansado de la vida.
París siempre se ha enorgullecido de ser el núcleo del pensamientorevolucionario. Desde la Revolución francesa, creemos que todas las ideas radicales nos pertenecen.
Si algún día se interrumpía el suministro de cerveza en Nueva York sería porque llegaba el fin del mundo.
El que se siente una vez francés sigue siéndolo toda la vida.
Sin la política se puede ganardinero a pequeña escala, pero para ganarlo a lo grande hay que comprar a los que dictan la ley. No se puede conseguir de otra forma.
Para un individuo inteligente, la Iglesia era un camino para hacer fortuna.
¿Y el vicio privado no hace indigno a un hombre de ejercer un cargo público? La señora Albion miró a Mercy con genuino asombro y dijo, riendo: - Bueno, si así fuera, no habría nadie para gobernar la tierra. Mercy guardó silencio.
Todos los Gobiernos son corruptos. Es solo una cuestión de grado. Y de si se dan maña en disimularlo.
La burguesía siempre elige la comodidad en detrimento de la realidad.
Cualquier hombre de setenta años sensato debería estar orgulloso de tener una mujer como ella. Aunque, claro ¿dónde se encontraba un hombre sensato, a ésa o a cualquier otra edad?
Lo propio del prejuicio es que aquel que lo tiene no es consciente de ello en absoluto.