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Después del amor, la simpatía es la pasión divina del corazón humano.
Edmund Burke
Para que el mal triunfe basta con que los hombres de bien se queden cruzados de brazos.
El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad.
Las revoluciones y revueltas de carácter general de todo un pueblo nunca han sido fomentadas, ni ahora ni nunca. Siempre han sido provocadas.
La tiranía de una multitud es una tiranía multiplicada.
La marcha de la mente humana es lenta.
Algunos, por odiar demasiado a los vicios, estiman demasiado poco a los hombres.
Los reyes serán tiranos por política cuando los súbditos son rebeldes por principio.
Cuando los malos entran en combinaciones, los buenos deben asociarse; de otra suerte sucumbirán uno por uno en un sacrificio sin piedad, en una lucha despreciable.