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¡Profeta! - dije -, ¡ser de desdicha! ¡Pájaro o demonio, pero al fin profeta!
Edgar Allan Poe
La verdad no está siempre en el fondo de un pozo. En realidad, yo pienso que, en cuanto a lo que más importa conocer, es invariablemente superficial. La profundidad se encuentra en los valles donde la buscamos, pero no en las cumbres de las montañas, que es donde la vemos.
Las cuatro condiciones para la felicidad: el amor de una mujer, la vida al aire libre, la ausencia de toda ambición y la creación de una belleza nueva.
Para mí la poesía no ha sido un propósito, sino una pasión.
Los hombres de genio abundan mucho más de lo que se supone. En realidad, para apreciar plenamente la obra de lo que llamamos genio hace falta poseer todo el genio que necesitó para producir la obra.
Bajo tales tormentos sucumbió lo poco que había de bueno en mí. Infames pensamientos convirtiéronse en mis íntimos. Los más sombríos, los más malignos de todos los pensamientos eran acariciados por mi mente. La tristeza de mi humor de costumbre se acrecentó hasta hacerme aborrecer a todas las cosas y a la humanidad entera.
Todo lo que vemos o imaginamos no es más que un sueño dentro de un sueño.
El ajedrez es una frivolidad primorosa.
Si se me pidiera que definiera en pocas palabras el término arte, lo llamaría la reproducción de lo que los sentidos perciben en la naturaleza a través del velo del alma.
La belleza es el único estado legítimo del poema.
Lo importante es saber lo que debe ser observado.
La materia existe sólo como atracción, repulsión: atracción y repulsión son materia.
No es una suposición irracional pensar que, en una vida futura, consideremos un sueño nuestros pensamientos actuales.
No es en la ciencia que encontramos la felicidad, sino en su adquisición.
Los pioneros y misioneros de la religión han sido la causa real de más conflictos y guerras que todas las demás clases de la humanidad.
¡Eran más negras que las alas del cuervo de la tempestad!
Es dudoso que el género humano logre crear un enigma que el mismo ingenio humano no resuelva.
¿Dónde está el hombre que ha cruzado, y con éxito, “toda” la amplia extensión de las ciencias morales, físicas y metafísicas?
La oscilación del péndulo se efectuaba en un plano que formaba ángulo recto con mi cuerpo. Vi que la cuchilla había sido dispuesta de modo que atravesara la región del corazón. Rasgaría la tela de mi traje, volvería luego y repetiría la operación una y otra vez.
Todo movimiento, cualquiera que sea su causa, es creador.
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño.
Y Cosecharon los frutos maduros de su perdición.
La estupidez es el talento para la equivocación.
Y mi alma, fuera del círculo de esta sombra que yace flotante sobre el suelo, no podrá volver a elevarse. ¡Nunca más!
El demonio del mal es uno de los instintos primeros del corazón humano.
La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia.
En un caso de cien, un asunto se discute porque es oscuro, en los noventa y nueve restante es oscuro porque se discute excesivamente.
Si quieres olvidar algo en el acto, haga una nota poniendo que hay que acordarse de eso.
La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia.
Puede decirse que es un defecto ser demasiado profundo. La verdad no siempre está dentro de un pozo.
¡Aparta tu pico de mi corazón; apártate de mi puerta! Contestó el cuervo: ¡Jamás! Y de esa negra sombra que flota sobre el suelo, no podrá levantarse ¡jamás!
Una vez, en la lúgubre media noche, mientras meditaba débil y fatigado sobre el ralo y precioso volumen de una olvidada doctrina.
Sueño, esos pedacitos de muerte. ¡Como los odio!
Más cuerdo es, el que acepta su propia locura.
Me había convertido en un esclavo preso en las redes del opio, y mis trabajos y mis planes cobraron el color de mis sueños.
En la crítica seré valiente, severo y absolutamente justo con amigos y enemigos. Nada cambiará este propósito.
No se sabe lo que es el consuelo del corazón sino cuando nos quedamos solos.
Ningún hombre que ha vivido sabe del más allá... Más que usted y yo; y toda religión... Surge simplemente del subterfugio, el miedo, la codicia, la imaginación y la poesía.
Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura.
Mi amor... Mi fe... Instilarán en tu pecho una calma preternatural. Descansarás por el cuidado... Te pondrás mejor... Y si no, Helen, si murieras... Entonces al menos aferraría yo tu mano querida en la muerte, y gustosamente... Oh, alegremente, descendería contigo a la noche de la tumba.