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Los varones damos por sentado que aquello que arruinamos, las mujeres lo remiendan.
Doris Lessing
La literatura es el análisis después del evento.
No hay leyes para escribir una novela. Nunca hubo ni habrá.
Es horrible pretender que no necesitas el amor cuando así es; o que te gusta tu trabajo cuando sabes muy bien que eres capaz de algo mejor.
Reconsideras tu vida conforme la vas viviendo, de la misma forma que si estuvieras escalando una montaña y continuamente vieras los mismos paisajes desde distintos puntos de vista.
Lo más importa es aprender de la vida.
¿Qué es un héroe sin amor por la humanidad?
Eso es el aprendizaje. Entender de repente algo que siempre has entendido, pero de una manera nueva.
Bien mirado, ¿por qué los varones poseen pechos y pezones si no tuvieron uso en algún momento? Quizá alumbraban por el ombligo.
Ninguno debe pedir nada, salvo todo, pero sólo durante el tiempo que lo necesite.
El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia.
Espacio o de la ciencia ficción se ha convertido en un dialecto de nuestro tiempo.
Soy una persona que continuamente destruye las posibilidades de un futuro debido a la cantidad de puntos de vista alternativos que puedo centrar en el presente.
Eso es el aprendizaje. Usted entiende algo de repente y entiende toda su vida pero de una forma nueva.
Algunas muertes no son golpes, sino contusiones que se esparcen oscuras, sin ser vistas, y que nunca llegan a desaparecer del todo.
Sólo se puede aprender a ser mejor escritor escribiendo.
Todos en el mundo están pensando: Me gustaría que hubiera una sola persona a la que realmente pudiera hablar, que realmente me pudiera entender, que estuviera bien conmigo.
Siempre queda leche en nuestros senos. Nuestro pechos son útiles. No como los vuestros.
¿Quién de nosotros habría creído que la mayor parte de los habitantes del mundo se conformarían agradecidos con un poco de honestidad, una mínima competencia del gobierno?
Julia, la protagonista, es un ama de casa un poco anticuada, autocrática, muy estricta, no entiende nada de lo que está pasando. Me he preguntado más de una vez de dónde sale este personaje con semejantes ideas. Quizá yo soy un poquito Julia.
Lo que vemos necesitamos conquistarlo; lo que sabemos que existe también tenemos que conocerlo.
Me he vuelto muy intolerante con las ideologías. Pertenezco a una generación de grandes sueños, de utopías de sociedades perfectas, y lo que ha ocurrido es que ha habido mucha sangre. He observado a gente de mi generación que tenía grandes esperanzas y ahora la veo muy rezagada respecto a sus expectativas. Ya no creo en esos sueños perfectos y maravillosos.
La ternura no es una de las cualidades que acostumbremos a asociar a la juventud. La vida nos la inculca a fuerza de golpes, nos hace más dulces y dúctiles de lo que nuestro orgullo juvenil nos había permitido.
Digo pienso, pero ¿pensábamos entonces?
Yo solo poseo una de las menos importantes cualidades necesarias para escribir: la curiosidad.
¡Cómo puede haber una orgía -incluso emplearse esta palabra- cuando ni siquiera se han insinuado los límites, debilidades o preferencias, ni tan sólo los hábitos y costumbres?
Las cosas pequeñas divierten a las mentes pequeñas.
En la universidad no les dicen que la ley más importante de todas es aprender a tolerar a los tontos.
Sí, la vejez es un aburrimiento, pero la vida no es aburrida. Todo me interesa.
Los envidiosos no saben que sufren una enfermedad; solo saben que están en posesión de la verdad.
Es una idea absurdamente sentimental pensar que las mujeres pueden hacer más por la paz que los hombres. No hay pruebas históricas. Siempre ha habido mujeres muy guerreras y muy racistas.
El sentimiento de culpa nos impide ver las cosas con claridad.
Los hombres, en comparación con las mujeres, son inestables e imprevisibles.
Las cosas que son importantes en la vida llegan sin que una se dé cuenta; no las esperamos, dado que se han formado en la mente. Las reconocemos una vez han aparecido. Eso es todo.
La risa es, por definición, saludable.
La literatura se debe concentrar en glorificar la civilización, la justicia y a aquellos que se oponen a la destrucción.
La diferencia en las grandes personas es que tratan a las cuestiones importantes como cuestiones importantes y a los asuntos insignificantes como asuntos insignificantes.
Siempre me ha parecido gracioso que se venere a las diosas mientras que, en la vida cotidiana, a las mujeres se las relega a una posición secundaria y se las considera inferiores.
¿Pero qué puedes hacer? La muerte está ahí, llegará, es inevitable.
Algunas personas obtienen fama, otras la merecen.