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Busco un hombre honesto.
Diógenes
Otros perros sólo muerden a sus enemigos, mientras que yo también muerdo a mis amigos con el fin de salvarlos.
Callando es como se aprende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar.
Para casarte, cuando joven es temprano y cuando viejo es tarde.
¡No es la jaula ajustada a la fiera!
La cultura es un saber del que no tiene uno que acordarse... fluye espontáneamente.
Los grandes son como el fuego, al que conviene no acercarse mucho ni alejarse de él.
Gente, mucha; hombres, pocos.
El único medio de conservar el hombre su libertad, es estar siempre dispuesto a morir por ella.
Los dioses no necesitan nada; los que se parecen a los dioses, pocas cosas.
Gente mucha, personas pocas.
Tenemos dos orejas y una sola lengua para que oigamos más y hablemos menos.
El fundamento de cada estado es la educación de sus jóvenes.
Preguntaron a Tales qué era más difícil al hombre y contestó; conocerse a sí mismo.
Ojalá que todos los árboles trajesen este fruto.
El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.
No os preguntéis como sobreviviré sin mi esclavo, preguntad a mi esclavo como sobrevivirá sin mí.
¿Por qué no castigar al maestro cuando el alumno se comporta mal?
Cuando estoy entre locos, me hago el loco.
La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.
Probablemente los asnos se rían de ti, pero no te importa. Así, a mí no me importa que los demás se rían de mi.
Todo se consigue con el trabajo, hasta la virtud.
El movimiento se demuestra andando.
Mira bien quién es tu enemigo, porque si por tal le tienes y no lo es, puede ser tu enemigo mayor.
En la casa de un hombre rico no hay más lugar para escupir que su cara.
La sabiduría sirve de freno a la juventud, de consuelo a los viejos, de riqueza a los pobres y de adorno a los ricos.
Debemos tener buenos amigos que nos enseñen lo bueno; y perversos y crueles enemigos que nos impidan obrar mal.
Vivir no es un mal, sino mal vivir.
El único bien es el conocimiento, y el único mal la ignorancia.
Un hombre debe vivir tan cerca de sus superiores como cerca del fuego; ni tan cerca que se queme, ni tan lejos que se hiele.
Cuando somos jóvenes no ha llegado el tiempo adecuado de casarnos todavía, y cuando somos viejos ha pasado ya.
¿De qué sirve un filósofo que no hiere los sentimientos de nadie?
Un pensamiento original vale mil citas insignificantes.
Cuanto más conozco a la gente más quiero a mi perro.
Las mordeduras más peligrosas son las del calumniador entre los animales salvajes y las del adulador entre los animales domésticos.
Tales decía que no existía diferencia entre la vida y la muerte. ¿Por qué no mueres entonces?, le preguntaron. Porque no hay diferencia ninguna, repuso.
Es preferible consolarse que ahorcarse.
Los malvados obedecen a sus pasiones, como los esclavos a sus dueños.
Pasó un ministro del emperador y le dijo a Diógenes: ¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y a adular más al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas. Diógenes contestó: Si tú aprendieras a comer lentejas no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador.
En la vida es necesario proveerse de razón o de un ronzal.