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Es preciso llevar el sufrimiento para que éste pase.
Dietrich Bonhoeffer
El fanático cree poder enfrentarse al poder del mal con la pureza de sus principios. Pero al igual que el toro, se lanza contra la muleta roja en lugar de hacerlo contra el torero. De esta forma se cansa y sucumbe. Se enreda en lo accesorio y cae en la trampa que le tiende el más sagaz.
El corazón puro es el corazón sencillo del niño, que nada sabe del bien y del mal.
La ventaja de los fuertes es plantear las cuestiones cruciales y formar opinión sobre ellas. Los débiles siempre tienen que decidir entre alternativas que otros plantean.
La acción política significa la percepción de la responsabilidad. No puede acontecer sin el uso de la fuerza. La fuerza se pone al servicio de la responsabilidad.
Es el cínico el que bajo la pretensión de decir la verdad en todas partes y en todos los tiempos y a todo hombre de igual manera, el que hace gala de la verdad como de una imagen muerta, de un ídolo. Dándose la aureola de fanático de la verdad, que no puede tener consideración de la debilidad humana, destruye la verdad viva entre los hombres.
Peor que la acción mala es el ser-malo. Es peor que un mentiroso diga la verdad que mienta un amante de la verdad.
En su sentido bíblico, la tentación no significa someter a prueba nuestras fuerzas, sino la pérdida de todas nuestras fuerzas, nuestra inerme entrega a Satanás.
Las circunstancias en que hoy oramos por el reino de Dios nos impelen a la más honda solidaridad con el mundo.
La iglesia sólo es iglesia cuando existe para los demás. Para empezar, debe dar a los indigentes todo cuanto posee. La iglesia ha de colaborar en las tareas profanas de la vida social humana, no dominando, sino ayudando y sirviendo. Ha de manifestar a los hombres de todas las profesiones lo que es una vida con Cristo, lo que significa ser para los demás.
El cínico quiere justificar su palabra expresando en cada caso lo único que él cree conocer, perdiendo de vista el conjunto de la realidad, y precisamente por eso destruye totalmente la realidad, y su palabra, aun cuando tenga la apariencia superficial de la exactitud, es falsa.
Autoridad pastoral sólo podrá hallarla aquel servidor de Jesús que no busca su propia autoridad; aquel que, sometido a la autoridad de la palabra de Dios, es un hermano entre los hermanos.
Hay que expresar lo real con las palabras. En esto consiste el hablar con verdad. Pero con esto planteamos inevitablemente la cuestión del modo de las palabras. Se trata de lo que es palabra justa en cada caso. Encontrar ésta es cuestión de esfuerzo prolongado, serio y continuado en virtud de la experiencia y conocimiento de la realidad.
Jesús es el único contenido. Al lado de Jesús no hay otro contenido. El mismo es el contenido.
La confesión hace posible el acceso a la certeza.
El hombre se convierte en hombre porque Dios se hizo hombre. Pero el hombre no se convierte en Dios. Por consiguiente él no pudo ni puede realizar la transformación de su figura, sino que el mismo Dios transforma su figura en la figura del hombre, no para que el hombre se convierta en Dios, sino para que el hombre se convierta en hombre ante Dios.
El hombre debe y puede ser hombre. Toda pretensión de superhombre, todo esfuerzo por trascender al hombre, todo afán de ser héroes, toda existencia semidivina está de sobra en el hombre, pues no es verdadera.
Para el cristiano el comienzo del día no debe estar sobrecargado ni obstaculizado por los quehaceres múltiples que le esperan. Cada día que comienza está sometido al Señor que lo creó.
Dios es un Dios que lleva. El Hijo de Dios llevó nuestra carne, llevó la cruz por ello, llevó todos nuestros pecados y, con este acto de llevar, trajo la reconciliación. El que sigue es llamado igualmente a llevar. Ser cristiano consiste en llevar. Lo mismo que Cristo, al llevar la cruz conservó su comunión con el Padre, para el que le sigue, cargar la cruz significa la comunión con Cristo.
La restricción del fenómeno ético a su lugar y su momento no significa su eliminación, sino, al contrario, su vigorización. No se dispara con cañones contra los gorriones.