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La felicidad no es cosa que se da: se cambia. Nuestra felicidad procede siempre de otro.
Diane de Beausacq
Si una mujer hace alguna distinción en favor de un hombre, al momento éste comienza a pensar bien de sí mismo y mal de ella.
Cuanto menos piensa uno en si mismo, menos desgraciado es.
El amor maternal se compone de abnegaciones y de egoísmos; la madre no siente más que su abnegación; los extraños perciben su egoísmo.
Lo que se cuenta al que se cuenta todo, no es nunca ni la mitad de lo que se le oculta.
La caridad del pobre consiste en desear el bien del rico.
La calumnia es como la moneda falsa. Muchos que en manera alguna la hubieran acuñado, la hacen circular sin escrúpulos.
Estar triste equivale casi siempre a pensar en sí mismo.
Uno llega con antelación, a la hora en punto o con retraso, según que ame mucho, ame todavía o no ame en absoluto.