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¿Quién es más perverso sino a quien el divino juicio contrista?
Dante Alighieri
Tanto es gentil el porte de mi amada, tanto digna de amor cuando saluda, que toda lengua permanece muda y a todos avasalla su mirada.
Amor y gentil corazón son una cosa misma.
Si a la bella se suma la discreta, y nuestra vista bebe su dulzura colmando el corazón de ansia secreta, del amor al asedio que perdura pidiendo estadio la beldad nos reta como bravo adalid en su armadura.
Conocerás por experiencia lo salado del pan ajeno, y cuán triste es subir y bajar las escaleras en un piso ajeno.
Es necesario aquí dejar todo recelo; toda cobardía es necesario que aquí muera.
Vuestra fama es como la flor, que tan pronto brota, muere, y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la tierra ingrata.
El parterre que nos hace tan soberbios, girando yo entre los eternos Gemelos, entero vi de los montes a las bocas. Luego volví los ojos a los ojos bellos.
Tan gentil y tan honesta luce mi dama cuando a alguien saluda, que toda lengua temblando quédase muda, y no se atreven los ojos a mirarla.
Fue siempre todo en Ella tan luciente, que nadie, suspirando dulcemente, podrá olvidar su gracia arrobadora.
El vino siembra poesía en los corazones.
La lujuria merece tratarse con piedad y disculpa cuando se ejerce para aprender a amar.
No menos que el saber me place el dudar.
Feliz mil veces quien la ve y la siente; al nacerle el alma al punto empieza todo humilde pensar, toda dulzura, y no sabe, admirarla sonriente, si en ella se excedió naturaleza, o el milagro gentil tanta hermosura.
Bien merece el mortal que se lamenta, corriendo tras de cosa que no dura, la suerte que en la vida lo atormenta.
El amor me impulsa y me hace hablar así
Me ató a sus brazos, con placer tan fuerte, que, como ves, ni aun muerta me abandona.
En la iglesia, con los santos, y en el figón, con los comilones.
Luz os es dada para bien y para malicia.
¡Oh gente humana, para volar nacida! ¿porqué al menor soplo caes vencida?
Orgullo, Envidia, Avaricia, éstas son las chispas que han prendido el fuego en el corazón de los hombres.
Ámase por deleite a la belleza, y a la virtud, por soberana alteza.
¡Oh, vosotros que tenéis sanas inteligencias, parad mientes en la doctrina escondida tras el velo de versos extraños!
Abre la mente a lo que te manifiesto y aférralo adentro; que no se hace ciencia, sin retención de lo que se ha entendido.
Siempre la confusión de las personas principio fue del mal de la ciudad.
Pronto se aprende a amar a un corazón gentil.
Mas ¿quién eres tú que sientas cátedra para juzgar desde lejos a mil millas con la vista de un palmo corta?
Considerad vuestra simiente: hechos no fuisteis para vivir como brutos, sino para perseguir virtud y conocimiento.
Para surcar mejores aguas despliego ahora las velas de la navecilla de mi ingenio, que deja trás de sí un mar tan cruel.
La espada de la divina justicia no hiere prematura ni tardíamente, aunque una u otra cosa parezca a los que la deseen o la temen.
Se debe temer sólo aquello que puede perjudicar a otro; lo demás, no, que no da miedo.
Libertad va buscando, que le es tan cara, como lo sabe quien la vida por ella deja.
Yo no lloraba, mi corazón era de piedra.
No menos que saber, dudar me gusta más.
Amor brilla en los ojos de mi amada, y se torna gentil cuando ella mira: donde pasa, todo hombre a verla gira y a quien ve tiembla el alma enamorada.
Hay un secreto para vivir feliz con la persona amada: no pretender modificarla.
La raza humana se encuentra en la mejor situación cuando posee el más alto grado de libertad.
Vuestra aprehensión convierte en verdaderas las ilusiones, que al deseo incitan, y el ánimo seducen placenteras.
Mas la conciencia me asegura, es buena escolta que hace al hombre franco bajo el amparo de saberse pura.
No puede comprenderla -la pasión- quien no la experimenta.