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Cuando la gratificación es la propia actividad -profundizar en el aprendizaje, complacer a los clientes, dar lo mejor de uno mismo- los atajos desaparecen.
Daniel H. Pink
Con todo lo fantástica que es la fluidez, la ruta hacia el dominio -es decir, ser cada día mejor en algo que nos importa- no es un camino de rosas con el arco iris de fondo. Si lo fuera, muchos más lo recorreríamos. El dominio es doloroso. A veces, muchas veces, no tiene nada de divertido.
Si pagas a tu hijo por sacar la basura, ten claro que el niño no la va a sacar nunca más sin cobrar.
Si te propusieras la meta de convertirte en experto en tu negocio, de inmediato empezarías a hacer todo tipo de cosas que ahora no haces.
La libertadmáxima para los grupos creativos es la libertad de experimentar con ideas nuevas. Hay escépticos que insisten en afirmar que la innovación es cara. A la larga, la innovación es barata. La mediocridad es cara... y la autonomía puede ser su antídoto.
El problema de convertir una gratificación externa en el único destino importante es que hay gente que elegirá el camino más rápido para alcanzarla, aunque eso signifique tomar el camino menos noble.
Uno no puede vivir una existencia realmente excelente si no siente que pertenece a algo superior y más permanente que uno mismo.
La ciencia revela que el secreto de un rendimiento óptimo no radica en nuestro impulso biológico ni en nuestro impulso ante el premio o castigo, sino en un tercer impulso: nuestro deseo, profundamente arraigado, de dirigir nuestras propias vidas, de extender y expandir nuestras capacidades y de vivir una vida con una finalidad.
Cuando el frente frío de la demografía se encuentre con el frente cálido de los sueños incumplidos, el resultado será una tormenta de intenciones que el mundo no ha visto jamás.
Creo de todo corazón que está surgiendo una nueva forma de capitalismo. Cada vez hay más participantes (clientes, empleados, accionistas y la comunidad en general) que quieren que sus empresas tengan una finalidad más allá de su producto.
Aunque la inteligencia puede variar ligeramente de una persona a otra, finalmente es algo que, con esfuerzo, somos capaces de aumentar.
El esfuerzo es una de las cosas que da significado a la vida. El esfuerzo significa que te mueve algo, que hay algo que es importante para ti y por lo que estás dispuesto a trabajar. La existencia sería mucho más pobre si no fueras capaz de valorar las cosas y de comprometerte a trabajar por ellas.
La gente necesita ser autónoma sobre su trabajo (lo que hacen), el tiempo (cuándo lo hacen), su equipo (con quién lo hacen) y su técnica (cómo lo hacen). Las empresas que ofrecen autonomía, a veces en enormes dosis, están superando a sus competidores.
Descubre por ti mismo en qué quieres llegar a ser muy bueno, sé consciente de que nunca te satisfará del todo haber alcanzado el pleno dominio y acepta que así está bien.
El dominio implica a menudo trabajar y trabajar y obtener pocas mejoras; tal vez con algunos momentos de fluidez como impulso; luego con un ligero avance; y luego con más y más trabajo en esta nueva etapa, ligeramente superior. Es extenuante, desde luego, pero ese no es el problema; es la solución.
los trabajos rutinarios y poco interesantes requieren un jefe; los no rutinarios y más interesantes dependen de la autogestión.
El palo y la zanahoria son muy del siglo pasado. Sorprendente verdad dice que para el trabajo del siglo XXI debemos adquirir autonomía, dominio y finalidad.