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Las personas suelen tratar los problemas colectivos como si fueran la responsabilidad de otros.
Daniel Goleman
Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución.
La mayor parte de los elementos que determinan el logro de una mejor o peor posición social no tienen que ver tanto con el CI como con factores tales como la clase social o la suerte.
La ensoñación cotidiana incuba el descubrimientocreativo.
El requisito para llegar a controlar las emociones de los demás -para llegar a dominar el arte de las relaciones- consiste en el desarrollo de dos habilidades emocionales fundamentales: el autocontrol y la empatía.
Cuando la gente está a gusto es cuando mejor trabaja.
La autoconciencia implica comprender en profundidad las emociones, los puntos fuertes, las debilidades, las necesidades y los impulsos de uno mismo.
La práctica consiste en abandonar nuestros pensamientos sobre una cosa y, sin perdernos en ningún aspecto concreto de esa corriente de pensamientos, abrir nuestra mente a todo lo que aparezca en el flujo de nuestra conciencia.
Tal vez no haya habilidad psicológica más esencial que la de resistir al impulso.
Los puntos de vista o las versiones sobre la realidad que no concuerdan con la visión consensual suelen verse rechazadas como si se tratara de aberraciones o excentricidades.
En cualquier entorno laboral las risas son un termómetro de la temperatura emocional e indican a ciencia cierta que la gente tiene una conexión de corazón además de mental.
Si pensamos en los líderes con los que la gente tenga más interés por trabajar en una organización, es probable que manifiesten facilidad para rezumar sentimientos optimistas.
Las ideas van por delante de los hechos. Y en la medida en que una sociedad restringe el alcance de la atención imponiendo marcos autoritarios, limita también las posibilidades de elección de sus miembros.
No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte.
Y en la medida en que estemos motivados por el entusiasmo y el gusto en lo que hacemos -o incluso por un grado óptimo de ansiedad- se convierten en excelentes estímulos para el logro.
El buen humor favorece la eficiencia mental y permite que la gente sea más competente en la comprensión de la información y en la aplicación de reglas a la toma de decisiones complejas, así como más flexible en la forma de pensar.
El hecho de que todas las personas establezcamos las fronteras de nuestro mundo y nos atrincheremos en ellas forma parte integral de nuestro propio proceso de crecimiento y organización.
En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito.
El primero de los tres motivadores es la necesidad de poder, en el sentido de influir en otras personas.
Si existen dos actitudes morales que nuestro tiempo necesita con urgencia son el autocontrol y el altruismo.
La nueva camada de nativos de este mundo digital es tan diestra en el uso de teclados como torpe en la interpretación, en tiempo real, de la conducta ajena, especialmente en lo que respecta a advertir la consternación que provoca la prontitud con la que interrumpen una conversación para leer un mensaje de texto que acaban de recibir.
La tristeza proporciona una especie de refugio reflexivo frente a los afanes y ocupaciones de la vida cotidiana.
Las críticas se expresan como ataques personales y no como quejas que puedan dar lugar a un cambio.
Un bajo nivel de inteligencia emocional en el trabajo tiene un coste inevitable en los resultados económicos. Cuando es muy exagerado, las empresas pueden ir a la quiebra y desaparecer.
El autoengaño ha desempeñado un papel fundamental -y ciertamente positivo- a lo largo de la evolución del ser humano.
La enseñanza de Sócrates "conócete a ti mismo" darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que éstos tienen lugar - constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.
La sociedad suele administrar la información perturbadora del mismo modo en que lo hace la mente individual. La democracia permite que la información fluya libremente, por ello es absolutamente necesario que la Constitución garantice el derecho a la libertad de expresión.
Uno de los elementos fundamentales de la inteligencia práctica que suele valorarse más en el campo laboral, por ejemplo, es el tipo de sensibilidad que permite a los directivos eficaces darse cuenta de los mensajes tácitos de sus subordinados.
La infancia y la adolescencia constituyen una auténticaoportunidad para asimilar los hábitos emocionales fundamentales que gobernarán el resto de nuestras vidas.
Deberíamos invertir menos tiempo en clasificar a los niños y ayudarles más a identificar y a cultivar sus habilidades y sus dones naturales. Existen miles de formas de alcanzar el éxito y multitud de habilidadesdiferentes que pueden ayudarnos a conseguirlo.
Todos los cirujanos saben que la gente muy asustada no responde adecuadamente a una intervención quirúrgica, ya que tienden a sangrar en exceso, son más propensos a las infecciones y a las complicaciones y tardan más tiempo en recuperarse.
En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental.
Durante los últimos treinta o cuarenta años hemos asistido a un ascenso del individualismo y a un declive paralelo de las creencias religiosas y del sostén proporcionado por la comunidad y por la familia, todo lo cual supone la pérdida de una serie de recursos útiles para amortiguar los reveses y fracasos de la vida.
La facilidad para seguir los dictados de la propia conciencia parece ser, considerada a largo plazo, un acicate tan importante como las escuelas elegantes, los profesores particulares y los costosos campamentos educativos de verano.
Dominar el mundo emocional es especialmente difícil porque estas habilidades deben ejercitarse en aquellos momentos en que las personas se encuentran en peores condiciones para asimilar información y aprender hábitos de respuesta nuevos, es decir, cuando tienen problemas.
La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria.
Las críticas adecuadas no se ocupan tanto de atribuir los errores a un rasgo de carácter como de centrarse en lo que la persona ha hecho y puede hacer.
Si queremos vivir adecuadamente, es necesaria cierta destreza para movernos en tres ámbitos distintos: el mundo externo, el mundo interno, y el mundo de los demás.
El liderazgo no es sinónimo de dominación, sino el arte de convencer a la gente de que colabore para alcanzar un objetivo común.
La inteligencia académica no ofrece la menor preparación para la multitud de dificultades -o de oportunidades- a la que deberemos enfrentarnos a lo largo de nuestra vida.