Imágenes
El envase de nuestra idea es parte de nuestra idea.
Dalmiro Sáenz
La combinación de movimientos generó la destreza y tal vez la astucia. La astucia lo hizo cazador. Ahí nació el artista. Cada animal que el hombre cazaba era una puesta en escena distinta. Cazar era relacionar distancias, olores, vientos, audacias, prudencias, velocidades y quietudes. Cazar era una obra de arte que jamás se repetía. Por siglos y siglos el hombre fue artista y no pensador.
No existe ningún pensamiento que no provenga de un sentimiento, y no existe ningún sentimiento que no provenga de una carencia.
En la naturaleza no existe lo gratuito. Todo es funcional. Los bellísimos colores de una mariposa no tienen otro fin que el de mimetizarse con el paisaje. Cuando el hombre inventó el arte profanó esa ley de causalidad.
El arte es eso. Es colocar en el destinatario de la obra elementos para que él recree la creación del artista. Cuando los destinatarios son muchos, el artista es famoso. Cuando son pocos, el artista es menos famoso, pero no menos artista.
La escasez es la carencia de algo, y de esa carencia nace el deseo. Pero lo más importante no es tanto desear como desear desear.
Cuando acariciamos una piel queremos acariciar el deseo que despierta nuestro propio deseo en el otro. Una persona que no se calienta, no nos calienta.
Esos sueños están formados del material fundamental de los sueños que es el deseo. El deseo es un sentimiento, proviene de una carencia. El que posee, no desea.
Buscar la felicidad es maravilloso, encontrarla es atroz. Nos cuesta mucho aceptar esto. Nos cuesta mucho aceptar que las metas son un invento. Si le ponemos un ascensor a la montaña ningún alpinista lo utilizaría, porque el hacer cumbre para él no es más que un pretexto en su desafío de escalador. Esto se aplica en todas las cosas de la vida.
Un deseo absolutamente inédito no podría ser percibido, porque no tendríamos un código para descifrarlo. Todo deseo nuevo debe acoplarse a una anterior dosis de memoria para poder existir.
Estas dos envidias han estado siempre vigentes: la mala y la buena. La mala es la que abruma e inmoviliza, la buena es la que obliga a avanzar. El mundo avanza por la envidia buena, ese estímulo de desear lo que no tenemos, sea material o espiritual.
Las crisis de los hombres se manifiestan cuando sus mundos se saturan de respuestas y escasean las preguntas.
La poesía no es otra cosa que la sublevación del hombre contra la razón.
El pescado conoce el agua cuando lo sacan de ella.
El sexo es comunicación. Es dar placer a otra persona para generar placer en nosotros mismos.
El problema del mundo actual es que el miedo ha engendrado un exceso de defensa. Una de las características del hombre contemporáneo es la del miedo de tener miedo.
El hombre es más lo que quiere ser que lo que es.
Cuando una idea es defendida con la vida, la idea toma la forma del gesto que la defiende y el heroísmo y el arte se confunden en una misma cosa. Extraños seres, los héroes y los artistas. Nacieron prácticamente al mismo tiempo.
El erotismo sin transgresión no existe. Ambos se quedan inmóviles, tendidos en el suelo, como cubiertos por un manto de ternura. Se miran con amor pero sin excitación.
Si le ponemos a un chico una pulsera de plomo en su muñeca, estaremos hostigando a ese brazo. Todo le va a costar, desde lavarse los dientes hasta saludar. Si después de un año lo liberamos de ese peso extra, notaremos que ese brazo es mucho más fuerte que el otro. El brazo hostigado creció mucho más que el brazo no hostigado. Hemos agredido, hemos profanado ese músculo y lo hemos hecho crecer.
La belleza es hija del pensamiento. Es obra de los ojos que la contemplan a través de los arbitrarios códigos de la memoria. No existe de por sí. Existe porque nosotros la concebimos en ese universo casi mágico de las emociones.
La mentira es una de las tantas convenciones que un creador acepta para decir su verdad.
Las ignorancias parciales son el secreto de la creación, lo que más nos atrae. Por eso debemos cuidar nuestras ignorancias, mantenerlas vivas, latentes, convertir los conocimientos en fuentes de ignorancia.