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La nuestra es esencialmente una era trágica, así que nos rehusamos a considerarla trágicamente.
D. H. Lawrence
Tenemos que vivir, no importa cuántos cielos hayan caído.
Todos los redentores y fundadores de religiones no han hecho, a fin de cuentas, más que cortar los lazos que nos unen a la vida.
La vida no es aceptable a no ser que el cuerpo y el espíritu vivan en buena armonía, si no hay un equilibrio natural entre ellos y si no experimentan un respeto natural el uno por el otro.
¡Es inútil! ¡es inútil intentar liberarse de la propia soledad! Hay que aguantarla toda la vida. Aunque a veces, sólo a veces, el vacío se llene!
Las personas son como los animales. También necesitan ser acariciadas.
Alguien puede salir de la masa, pero esto no cambia nada; así que eso debemos tener en cuenta socialmente: las masas serán siempre las masas.
por mi parte, prefiero que mi corazón se rompa. es hermoso, un amanecer caleidoscópico visto desde la grieta.
Ganardinero es como una especie de permanente propiedad incidental de la manera de ser del individuo. Tan pronto como uno comienza a vivir, empieza a ganardinero y sigue adelante.
Ganardinero depende de una especie de instinto. Saber ganardinero es una cualidad innata.
¿Y no será que en la atmósfera concurren ciertas circunstancias que reducen la vitalidad de la gente? Los vapores del aburrimiento, del descontento y de la ira de la gente matan la vitalidad del aire.
La vida interior necesita una casa confortable y una buena cocina.
Lo que los ojos no ven y la mente no conoce, no existe.
En materia sexual el espíritu está retrasado respecto a los actos físicos.
La sexualidad y un cóctel. Duran el mismo tiempo, producen el mismo efecto, y vienen a significar lo mismo.
La ley del mundo es aprovecharse de los otros, si no queremos que los otros se aprovechen de nosotros.
La educación nos inculca desde el nacimiento un repertorio de emociones ya hechas: no sólo lo que nos es permitido o no sentir, sino cómo se han de sentir las pocas emociones que nos son permitidas.
Tenemos que vivir, por muchos que sean los cielos que hayan caído sobre nosotros.
El dinero y el mal llamado amor constituyen las dos grandes manías sociales. El dinero mucho más.
Pero mejor morir que vivir mecánicamente una vida que es una repetición de repeticiones.
Me gustaría saber por qué casi todo hombre que se aproxima a la grandeza tiende a la homosexualidad, más allá de que lo admita o no.
Es el hombre quien envenena el Universo. Ensucia su propio nido. Sólo los seres humanos profanan.
La gente finge tener emociones cuando, en realidad, nada siente. Creo que ser romántico consiste en eso.
El orgullo es una forma de egoísmo.
Somos libres de hablar con cualquiera; así que, ¿por qué no vamos a ser libres de hacer el amor con cualquier mujer que nos incline a ello?
Lo que la pornografía es para un hombre para otro es risa del genio.
Le gustaba el recuerdo de la sensación de la carne de aquel hombre tocando la suya, incluso de la pegajosidad de su piel en la suya. en cierto sentido era una sensación sagrada.
La vida sólo es soportable cuando el cuerpo y el alma viven en perfecta armonía, existe un equilibrio natural entre ambos y se respetan recíprocamente.
Pero así son los hombres. Ingratos y siempre insatisfechos. Cuando los rechazan, odian porque los rechazan, y cuando se cede, odian también por alguna otra razón. O sin razón alguna.
Yo creo que lo más cerca que estuve del amor perfecto fue con un joven minero cuando tenía cerca de 16 años.
La pornografía es el intento de insultar al sexo, de ensuciarlo.
La vida no se deja conmover por la compasión, prosigue su camino a pesar de los gritos de angustia o de odio.
Incluso para tener la libertad de pensar hay que tener una cierta cantidad de dinero, o el estómago te lo impedirá.
El mundo está lleno de esos seres incompletos que andan en dos pies y degradan el único misterio que les queda: El sexo.
Yo soy parte del sol, como mis ojos son parte de mi. Mis pies saben perfectamente que yo soy parte de la tierra; y mi sangre es parte de la mar. No hay ninguna parte de mi que exista por su cuenta, excepto, quizás, mi mente; pero en realidad mi mente no es mas que un fulgor del sol sobre las superficies de las aguas.
Construye pues el barco de la muerte ya que debes emprender el más largo viaje, el del olvido.