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No debemos hablar nunca ni bien ni mal de nosotros mismos: bien, porque no nos creerían, y mal, porque lo creerían fácilmente.
Confucio
Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.
Odia a los que son viles y calumnian a quienes son superiores a ellos; odia a los valientes que no saben de normas de convivencia; odia a los fanáticos atrevidos que son gente estrecha de miras.
Todo le es perdonado a quien no se perdona nada a sí mismo.
Sólo el virtuoso es competente para amar u odiar a los hombres.
Si la naturaleza prevalece sobre la cultura, se tiene a un salvaje; si es la cultura la que prevalece, a un pedante. Sólo del equilibrio nace el caballero.
No es necesario participar forzosamente en el gobierno. Limítate a cultivar la piedad filial y sé bondadoso con tus hermanos y ya estarás contribuyendo a la organización política.
El que no es fiel y sincero con sus amigos, jamás gozará de la confianza de sus superiores.
No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.
El noble ante nada en el mundo adopta una actitud cerrada en favor o en contra. Se adhiere únicamente a lo justo. Está para todos y es imparcial. Ante lo que no entiende suspende el juicio. Se caracteriza por firmeza de carácter, pero no por obstinación. Es tratable, pero sin intimar. Es seguro de sí, pero no porfiado.
Si quien gobierna no es justo, aunque ordene que se practique la justicia no será obedecido.
Conocer lo que es justo y no practicarlo es una cobardía.
Hacer verdaderos los pensamientos significa no engañarse a sí mismo.
Te diré lo que es el verdadero conocimiento: cuando sabes, saber que sabes; cuando no sabes, saber que no sabes.
A menudo por una palabra se reputa sabio a alguno y por otra palabra se sentencia la necedad de otro. Debemos ser, pues, muy cuidadosos de cuanto hayamos de decir.
No hay error en admitir que tú solo no puedes mejorar tu condición en el mundo; para crecer, necesitas aliados con los que crecer juntos.
El perfeccionamiento de sí mismo es la base fundamental de todo progreso y de todo desenvolvimiento moral.
Tened siempre presente la debilidad humana: es de vuestra naturaleza caer y cometer faltas.
Aprender sin reflexionar, es malgastar la energía.
Aún las profesiones más humildes son dignas de respeto.
Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo.
La sabiduría y la prudencia de nada sirven si no se presenta una ocasión propicia; los buenos arados nada pueden por sí solos, si no se presenta una estación favorable.
Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae.
Si uno se sabe de memoria las trescientas piezas del cancionero, pero cuando se le encargan las funciones de gobierno no es capaz de desempeñar (el puesto), o mandado en calidad de enviado al extranjero no se sabe contestar por sí mismo, ¿de qué sirve tanta erudición?
Cuando tenía quince años, estaba empeñado en aprender; a los treinta, contaba con una base firme; a los cuarenta, ya no tenía dudas de nada; a los cincuenta, conocía la ley del cielo; a los sesenta, tenía los oídos bien abiertos; a los setenta, era capaz de satisfacer los deseos de mi corazón sin excederme.
Los hombres viciosos procuran disimular sus faltas con apariencias de honradez.
Tan malo es pasar de la medida como no alcanzarla.
Comed en casa como si comierais en la del rey.
El hombre superior piensa siempre en la virtud; el hombre vulgar piensa en la comodidad.
¿Uno que no sepa gobernarse a sí mismo, cómo sabrá gobernar a los demás?.
El enseñar a los niños a querer a sus padres y hermanos y a ser respetuosos con sus superiores, hecha los cimientos de correctas actitudes mentales y morales para llegar a ser buenos ciudadanos.
El hombre superior obra antes de hablar y habla de acuerdo con sus actos.
Si te vuelves negligente estás perdido.
El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor.
Lo que más se necesita para aprender es un espíritu humilde.
Cuando el pueblo es tan numeroso, ¿qué puede hacerse en su bien? Hacerlo rico y feliz. Y cuando sea rico, ¿Qué más puede hacerse por él? Educarlo.
Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.
No debe afligirnos el que los hombres no os conozcan. Lo lamentable es que no seáis dignos de ser conocidos por los hombres.
Lo que hagáis, a vosotros os pertenece; yo sólo debo responder de mis propios actos.
No estéis pesarosos de que nadie os conozca; trabajad para haceros dignos de ser conocidos.