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El que sabe mantener un porte digno aun cuando se halla entre sus amigos, conseguirá que sus más íntimos amigos sientan un gran respeto hacia él.
Confucio
El que por la mañana ha conseguido conocer la verdad, ya puede dormir por la tarde.
El silencio es el único amigo que jamás traiciona.
En todos los ritos, la sencillez es mejor que la extravagancia.
Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces entonces estás peor que antes.
El carpintero hábil no se hace torpe para poder ser imitado por cualquiera de sus ayudantes.
Los cautos rara vez se equivocan.
Mejor que el hombre que sabe lo que es justo es el hombre que ama lo justo.
El hombre superior no discute ni se pelea con nadie. Sólo discute cuando es preciso aclarar alguna cosa, pero aún entonces cede el primer lugar a su antagonista vencido y sube con él a la sala; terminada la discusión, bebe con su contrincante en señal de paz. Estas son las únicas discusiones del hombre superior.
Yo no enseño a quien no se esfuerza en comprender.
Cuando el gobernante mismo obra rectamente, ejercerá influencia sobre el pueblo sin dar órdenes, y cuando el gobernante mismo no obra rectamente, todas sus órdenes serán inútiles.
Compórtate con amabilidad, pero no esperes gratitud.
Una posición eminente sin nobleza de carácter, culto sin veneración, prácticas funerarias sin sincero dolor: he aquí situaciones que no soporto.
Poco siento el no ser conocido de los hombres; siento no conocerlos yo.
En vez de sentir el no ser conocido, procura hacerte digno de ser conocido.
Por mirar la pequeñez de un gusano podemos perder la grandeza de un eclipse.
Un hombre sin virtud no puede morar mucho tiempo en la adversidad, ni tampoco en la felicidad; pero un hombre virtuoso descansa en la virtud, y el hombre sabio la ambiciona.
Antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas.
Absorberse en el estudio de lo sobrenatural es peligroso.
El hombre superior es digno, pero no orgulloso; el hombre inferior, orgulloso, pero no digno.
No corregirse tras una falta involuntaria es cometer una falta verdadera.
¿Por qué, niños, no aprendéis las canciones? Las canciones sirven para elevarse, para atestiguar el propio valer, para aprender sociabilidad, para aprender a odiar, para servir en casa al padre y fuera de casa al soberano.
Perdónaselo todo a quien nada se perdona a sí mismo.
Estas tres señales distinguen al hombre superior: la virtud, que lo libra de la ansiedad; la sabiduría, que lo libra de la duda; y el valor, que lo libra del miedo.
Si te enfadas, piensa en las consecuencias.
No hay lugar en lo más alto de los cielos ni en lo más profundo del océano donde no impere la leymoral.
Cuando empecé a tratar con los hombres, escuchaba sus palabras y confiaba en que sus acciones se ajustarían a las mismas. Ahora, al tratar con los hombres, escucho sus palabras y al propio tiempo observo sus acciones.
El sabio cuida principalmente de la raíz.
El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas.
Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso.
Quien se controla a sí mismo y por el bien, no tendrá dificultad alguna para gobernar con eficacia. Al que no sabe gobernarse a sí mismo, le resultará imposible ordenar la conducta de los demás hombres.
Sólo quien no repara la falta que ha cometido (no se enmienda) incurre de veras en falta.
Rebasar los límites no es un defecto menor que no alcanzarlos.
Cuando veáis a un hombre sabio, pensad en igualar sus virtudes. Cuando veáis un hombre desprovisto de virtud, examinaos vosotros mismos.
Saber comer es saber vivir.
Donde hay justicia, no hay pobreza.
La justicia es la equidad; es dar a cada uno lo que le conviene.
No enseñarle a un hombre a quien se le puede enseñar es malgastar a un hombre. Enseñar a un hombre a quien no se le puede enseñar es malgastar palabras. El verdadero sabio no malgastará ni hombres ni palabras.
El mayor defecto de los hombres consiste en preocuparse arrancar la cizaña de los campos ajenos, descuidando el cultivo de sus propios campos.
El que nada se perdona a sí mismo, merece que se lo perdonemos todo.